El problema de Sócrates
Lección 3
- Pregunta guía:
- ¿Cuál fue la problemática que Sócrates implantó en el terreno de la antropología filosófica?
- Procedimiento para el aprendizaje:
a) Lectura de los capítulos I al VI del libro Sócrates de Rodolfo Mondolfo.
b) Identificar los conceptos clave en la lectura.
c) Realizar un resumen por escrito de la lectura.
- Producto:
Elaborar un resumen sobre la lectura.
Sócrates
« | Yo busque —dice Sócrates, Men.t 72 y sigs.— una única virtud y encuentro ahora un enjambre. Y, sirviéndome de esta imagen del enjambre, si te pregunto, ¿cuál es la naturaleza de las abejas?, contestarás que hay muchas abejas y de muchas especies. Pero... si te pregunto, ¿qué es aquello por lo cual las abejas no son distintas sino que son todas abejas? ... Y, en lo que respecta a las virtudes, también sucede algo parecido: aunque hay muchas y de muchas especies, en todas resplandece una esencia común por la cual todas son virtudes... | » |
El valor de Sócrates dentro de la filosofía es incuestionable, para bien o para mal es un punto de referencia en la filosofía antigua, aquel que marcó un antes y un después en el camino filosófico, alguien que influyó profundamente en el quehacer de las ideas...
Sin embargo a pesar de su valor la vida de este personaje esta envuelta entre misterio y realidad, eso por que no lego ningún escrito que retratase su pensamiento, pues privilegiaba a la discusión sobre la escritura. Por ello la tarea revelarnos su pensamiento recayó en manos de sus discípulos (Platón y Jenofonte, los más importantes), tarea que con el paso del tiempo se les ha criticado, ya que al contraste de uno y otro sobre una misma persona hace que se considere que distorsionaron la imagen del filosofo hasta transformarlo en el modelo de virtud que ahora conocemos. Claro que ese supuesto tiene un sustento psicológico que sirve de atenuante; y es que para cada discípulo las cualidades del maestro fueron valoradas de manera diferente, por lo mismo es que a la hora de describir a Sócrates resulta que aparecen diferentes características en un mismo hombre.
La fuente más importante de información que tenemos sobre Sócrates son los Diálogos de Platón, en los cuales el propio Sócrates es protagonista de varios de ellos. En estos escritos Platón desarrolla perfectamente la forma en que su maestro desenvolvía su método y su pensamiento. El valor de esta obra para comprender a Sócrates es monumental, con todo y que muchos estudiosos consideren que varios de los diálogos (sobre todo los tardíos) ponen en boca de Sócrates teorías del alumno, es decir que Platón aprovecha el peso de su maestro para darle validez a sus propias ideas.
Lo anterior ha puesto de cierta manera en entre dicho que tanto conocemos de Sócrates y de su filosofía, llegando a preguntarnos incluso si podemos confiar en las fuentes que han rescatado su pensamiento. Esa duda ha generado infinidad de debates, algunos que incluso han llegado al extremo de afirmar que Sócrates no existió, que fue meramente una forma en que diversos filósofos idealizaron el pensamiento ateniense. Claro que es precisamente con el contraste entre las fuentes que se logra descartar esa tesis.
¿Pero entonces quien era Sócrates y que podemos decir de su filosofía?
Sócrates fue un ateniense que vivió en los dos últimos tercios del siglo V a.C. Hijo de un escultor y una comadrona, fue un hombre que sirvió a su patria (se dice que con gran valor) en diversos enfrentamientos bélicos que sacudieron al mundo helénico. Por un tiempo siguió el oficio de su padre hasta que optó por seguir la carrera pedagógica (aunque de forma singular), muy de moda en aquellos tiempos por los sofistas.
La situación política y social que vivía Atenas (y en general toda el mundo helénico) fue propicia para que proliferaran los maestros itinerantes, quienes cobraban altas sumas por instruir a la juventud en conocimientos generales y en retórica. Dado el clima político, era común que los jóvenes y sus padres buscasen la mejor educación para con ello aspirar a los mejores puestos; un poco de barniz cultural con otro tanto de arte discursivo era suficiente para que cualquiera pudiese aspirar al quehacer político.
Muchos sofistas se hicieron de gran fama en aquellos tiempos, claro que su ideal no era la filosofía (salvo contadas excepciones) sino meramente instruir a los hijos de los más ricos, por ello iban de ciudad en ciudad cotizando sus lecciones. Sócrates no siguió ese camino, muy al contrario lo criticó y desafió... Interesado por la filosofía comenzó a estudiar a los filósofos naturalistas, aquellos que buscaban respuestas en lo que les rodeaba. Fue entonces que Sócrates descubrió su verdadera vocación, y siguiéndola logró que la filosofía retornarse al hombre, eso por que en lugar de preguntarse por la existencia, por la esencia o por el ser, como sus antecesores, este filosofo se preguntó por el hombre, comenzó a hacer antropología filosófica.
Ya los filósofos sofistas habían iniciado el camino antropológico en la filosofía, pues la corriente de pensamiento iba en esa dirección, pero fue Sócrates quien transitó cabalmente ese camino e incluso se opuso radicalmente a la tendencia relativista de los sofistas. Por que mientras ellos hablaban de una justicia particular a cada situación o a cada lugar, Sócrates fue más allá y afirmó que si bien existen diversas justicias también existe una “justicia” que las define a todas. De esa característica por los conceptos universales nació su fama de encontrar definiciones a las cosas, fama que el propio Aristóteles le reconoce.
Una frase que define muy bien a la filosofía de Sócrates es esa de: “Conócete a ti mismo”, que aunque estuvo inscrita en el templo de Apolo (en Delfos) se le atribuye al filosofo, pues él aspiraba a que las personas (todos aquellos que encontrase a su paso) buscasen dentro de si, conociesen su interior, escudriñasen sus pensamientos en busca de la verdad. Fue a raíz de esa inscripción que Sócrates se dio cuenta de una máxime verdad que definiría el rumbo de su pensamiento; “sólo se que no se nada”, otra frase clave en la filosofía socrática. Conociéndose así mismo el filosofo se dio cuenta que no sabía gran cosa, que estaban errados los que creían saber y que era su misión (encomendada por el Dios) hacerles notar a los otros esa cuestión; tal como lo cuenta en un pasaje de su Apología:
« | Querefonte —narra Sócrates, Apol., 21— habiendo ido una vez a Delfos, tuvo la osadía de preguntar al oráculo si había alguien más sabio que yo. Y la Pitia le contestó: «Nadie». Al oir esto yo pensé: ¿Qué quiere decir el Dios?, ¿qué es lo que esconde en sus palabras?, pues tengo la certeza de no ser sabio, ni mucho menos. Entonces, ¿qué quiere decir cuando afirma que soy el más sabio entre los hombres? Y largo tiempo estuve pensando qué era lo que quería decir. Después me puse a indagar. Interpelé a uno de los que pasan por sabios y me dije: ahora voy a desmentir el vaticinio y a mostrar al oráculo que éste es más sabio que yo, aunque él haya dicho que yo lo soy. Pero, al examinarlo, he aquí lo que me ocurrió... Al conversar con él descubría que parecía sí sabio a muchos y sobre todo a sí mismo, pero que no lo era, e intenté demostrarle: «Tú crees ser sabio y no lo eres...» Al irme pensé: en verdad soy más sabio que él pues nadie entre nosotros sabe nada bello y bueno, pero él cree saber y no sabe; yo no sé, pero tampoco creo saber. Y por esta pequeñez parece que soy más sabio: porque no creo saber lo que no sé. | » |
En ese pasaje se aprecia el hecho de que Sócrates a lo largo de su vida apeló a la virtud, pero no simplemente a la virtud moralista (como sostienen algunos de sus críticos) sino a una forma de vida que trasciende y dota a la existencia de significado; una vida más bella, buena y justa.
De la cita también podemos señalar ese ideal del filósofo por cuestionar a todos o más bien a aquel bien dispuesto, según determinase su "daimon", para mostrarle su falta de conocimiento; ello mediante la refutación y la ironía, para luego ya con el espíritu limpio de error comenzar la labor de parto en el sujeto, en un tipo de analogía que el propio Sócrates hacia sobre su misión, similar al trabajo que hace una partera (como su madre) denominado mayéutica, que pasaría a ser el arte de hacer nacer pensamientos.
En cada uno de los diálogos platónicos en los que interviene Sócrates es notorio como el filósofo pretende llegar a un conocimiento mayor del que tiene o parte su interlocutor, le hace preguntas a las cuales cada vez es más complicado responder y es entonces que aparece el espíritu genial de este pensador, que con sus cuestionamientos limpia al espíritu del error en que se encuentran sus interlocutores (como si fuese un médico del alma), algunos responden interesados otros indignados o llenos de dudas, y es que la fama de Sócrates de ser un sembrador de dudas era muy conocida en su ciudad. El mismo afirmaba que no estaba ahí para resolver cuestiones sino para fomentarlas y que fuese el propio dueño de esa idea o pensamiento quien la resolviese.
El carácter de lucha por la moral y de sembrador dudas hizo que así como fama Sócrates cosechase enemistades, fue de ahí de donde nacieron las intrigas que lo llevaron a la muerte. Fue acusado de tratar de introducir el culto a otros dioses y de corromper a la juventud, cargos de los cuales se defendió elocuentemente y logró apenas una amonestación monetaria, pero dado su carácter que tendía a exaltar los ánimos en una segunda votación los jueces por mayoría votaron por la pena de muerte, condena que el filósofo cumplió de la misma manera como exhortó a vivir a los hombres; con dignidad y respeto a un bien o poder mayor.
- Actividades de refuerzo:
a) Leer los capítulos restantes de la obra "Sócrates" de Rodolfo Mondolfo.
b) Leer los dialogos "Apologia de Sócrates" y "Critón".
c) Explique con sus propias palabras la visión antropológica de Sócrates.
Conclusión
El genio de Sócrates en la cuestión que nos atañe estriba en haber apuntado a la cuestión primordial que una filosofía hecha por humanos debe apuntar; el propio hombre.
Con el interés fijo en lo humano ya podemos hablar de una "filosofía" en el sentido extenso de la palabra. Es a partir de la ligazón “hombre y mundo” que el camino de las ideas queda trazado para pensadores venideros, puesto que resultaba infructífero separar ambas variables en el terreno de la filosofía, por que precisamente es como “hombres” que comprendemos nuestro lugar en el mundo y por ende filosofamos.
La filosofía presocrática es rica en significados y simbolismos pero es una filosofía joven, no es sino con la aparición y legado de Sócrates que ya podemos hablar de una filosofía irrestricta, aunque muchos críticos consideren que el pensamiento de Sócrates responde a la decadencia del genio helénico, claro que eso solamente puede explicarse en un análisis más extenso que escapa al interés principal que nos sucita este pensador.
Referencias
- Mondolfo, R., 1996, Sócrates, Buenos Aires: Eudeba.
- Platón, 1973, Apología de Sócrates, trad. Noussan-Lettry, Buenos Aires: Astrea.
- ------, 1973, Critón, trad. Noussan-Lettry, Buenos Aires: Astrea.
- ------, 1973, Menón, trad. Noussan-Lettry, Buenos Aires: Astrea.
- Cerqueiro, D.; 2016,Sócrates, su legado sobre la Areté y qué es el hombre, Buenos Aires:Pequeña Venecia.
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