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Neurosis de angustia

De Wikiversidad
Neurosis de angustia

Título Neurosis de angustia
Autor Sigmund Freud
Año 1894 - 1895

Páginas 107 - 111

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Mecanismo de la neurosis de angustia:

  1. Quizás se trata de una acumulación de excitación.
  2. La angustia está en la base de los fenómenos de esta neurosis. No admite ninguna derivación psíquica. Por un terror repentino se puede adquirir una histeria o una neurosis traumática, pero nunca una neurosis de angustia. Entre las primeras causas

La neurosis de angustia se conjuga con el más nítido aminoramiento de la libido sexual, del placer psíquico, a punto tal que cuando se les dice a los enfermos que su padecer se debe a una insuficiente satisfacción por lo común responden que eso es imposible. Toda necesidad se ha extinguido en ellos. Todos estos indicios, que se trata de una acumulación de excitación; que la angustia correspondiente probable de esa excitación acumulada, es de origen somática; y además, que esa excitación somática es de naturaleza sexual y va apareada con una mengua de la participación psíquica en los procesos sexuales, favorecen la expectativa de que el mecanismo de la neurosis de angustia haya de buscarse en ser desviada de lo psíquico la excitación sexual somática y recibir, a causa de ello, un empleo anormal.

Dentro del marco de esta figuración del proceso sexual se puede incluir la etiología tanto de la neurastenia genuina como de la neurosis de angustia.

Se genera neurastenia toda vez que el aligeramiento adecuado es sustituido por uno menos adecuado, o sea, cuando al coito normal, realizado en las condiciones más favorables lo remplaza una masturbación o una polución espontánea.

Llevan a la neurosis de angustia todos los factores que estorban el procesamiento psíquico de la excitación sexual somática. Los fenómenos de la neurosis de angustia se producen cuando la excitación sexual somática desviada de la psique se gasta subcorticalmente, en reacciones de ningún modo adecuadas. Como primer factor etiológico mencioné, para el varón, la abstinencia voluntaria. La abstinencia consiste en la denegación de la acción específica que de ordinario sigue a la libido. Tal denegación podrá tener una de dos consecuencias: puede ocurrir que la excitación somática se acumule y luego principalmente sea desviada por otros caminos, distintos del que pasa por la psique, que le prometan un aligeramiento mayor, en cuyo caso la libido terminará por descender y la excitación se exteriorizará subcorticalmente como angustia. En segundo lugar, si la libido no es disminuida, o la excitación somática se gasta por el atajo de unas poluciones, o realmente se agota a consecuencia del refrenamiento, se genera cualquier otra cosa, no una neurosis de angustia. De aquel modo, la abstinencia lleva a la neurosis de angustia. Pero la abstinencia es también lo eficiente en el segundo grupo etiológico, el de la excitación frustránea. El tercer caso, el del “coitus reservatus” con miramiento por la mujer, influye perturbando el apronte psíquico para el decurso sexual, pues introduce otra tarea psíquica, una tarea distractiva, junto a la de dominar el afecto sexual. Como también en virtud de esta desviación psíquica desaparece poco a poco la libido, la ulterior trayectoria es la misma que en el caso de la abstinencia. La angustia en la senescencia requiere otra explicación. Aquí la libido no cede. Pero sobreviene como durante el climaterio femenino un acrecentamiento tal en la producción de la excitación somática, que la psique prueba ser relativamente insuficiente para dominarla.

Condiciones etiológicas en el caso de la mujer

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El ejemplo de la angustia virginal es particularmente claro. Es que aquí no se han desarrollado todavía lo bastante los grupos de representación con los cuales está destinada a enlazarse la excitación sexual somática. En la mujer se establece más rápido y es más difícil de eliminar, la enajenación entre lo somático y lo psíquico en el decurso de la excitación sexual.

En los masturbadores devenidos neurasténicos, la inclinación a la angustia se explica por la extrema facilidad con que esas personas caen en el estado de la abstinencia después que arrastran de tan antiguo el hábito de procurar a cualquier cantidad pequeña de excitación somática una descarga, por deficiente que esta sea.

La génesis de una neurosis de angustia por una enfermedad grave admite una interpretación fácil por apuntalamiento en la modalidad de eficacia del “coitus interruptus”. La psique, por desviación deviene insuficiente para dominar la excitación sexual somática, tarea que es de su continua incumbencia. Se sabe cuánto puede descender la libido en tales condiciones, y se tiene aquí un buen ejemplo de una neurosis que por cierto no tiene ninguna etiología sexual, pese a lo cual deja discernir un mecanismo sexual.