Industrias culturales/2.1 Principios económicos de la industria cultural

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Unidad II. Bienes culturales, economía del arte y derechos autor en las industrias culturales

Al término de la unidad el alumno identificará a las industrias culturales como una forma de reconstrucción del tejido económico de las comunidades y los países en la perspectiva de la globalización del siglo XXI, así como la problematización con respecto a la cultura como un derecho y como un bien común.

2.1 Principios económicos de la industria cultural

Oferta y demanda del arte[editar]

En economía no se define el arte, sino que se observa lo que la gente valora y llama 'objeto de arte', y a partir de eso puede definir sus características en el mercado.[1]

La obra de arte para la economía[editar]

Para el punto de vista económico, una obra de arte y cualquier otro producto cultural es de naturaleza mixta; es decir, se trata de un bien privado, un bien de mérito, un bien público y un bien cultural.[1]

Obra de arte / Bien mixto Bien público
Bien privado
Bien de mérito
Bien cultural

Bien privado[editar]

Un objeto artístico es un «bien privado» porque para acceder a este se tiene que efectuar un pago. Los bienes privados tienen como característica la «rivalidad», pues los derechos de propiedad sobre este objeto son exclusivos o individuales de quien paga por ellos.[1]

Bien de mérito[editar]

Un «bien de mérito» o un «bien preferente» es aquel valor simbólico que ejerce un objeto o conjunto de objetos y que benefician a la sociedad en su conjunto, incluso a los que no están dispuestos a pagar por ellos. Una sociedad se beneficia en su conjunto por la existencia de un patrimonio cultural, de obras de arte, de corrientes literarias y artísticas, así como de la música que les representa como grupo. En ocasiones estos bienes son pagados por dinero público a través de impuestos o por la beneficencia de un grupo de personas o empresas.[2]

Un ejemplo de por qué el arte se considera un bien de mérito podemos encontrarlo en el referéndum realizado en Suiza en 1967, donde la mayoría de los votantes accedieron a la compra gubernamental de un cuadro de Picasso cuando la familia dueña lo puso a la venta en vez de continuar prestándolo al museo.[2]

Bien público[editar]

Un bien público es aquel que es accesible a cualquier persona, y que no es exclusivo o rival (puede ser utilizado por varias personas a la vez). Otra característica es que no se le puede negar el acceso o el uso de un bien público a ninguna persona. Aunque estos objetos no generen una ganancia o no tengan un valor económico claro, producen muchos beneficios:[3]

legado a futuras generaciones, identidad nacional y prestigio, beneficios a la economía local, contribuciones a la educación, mejora social y fomento a la innovación.[3]

Bien cultural[editar]

Se trata de cualquier objeto, obra, elemento patrimonial, etc. que le otorga valores culturales a una sociedad. Los bienes culturales son fundamentales para entender los propósitos, significados y formas de una sociedad, y también enriquecen a quienes los consumen.[3]

Los bienes culturales, pues, ofrecen una serie de valores y riquezas a los ciudadanos y personas que disfrutan de estos. Estos valores pueden ser simbólicos, históricos, estéticos, espirituales, sociales, etc. Asimismo, generan externalidades positivas, como valor de prestigio, valor de existencia, valor de educación, valor de opción y valor de legado.[4]

El valor de los bienes culturales se relaciona con el «capital cultural» (Bourdieu), también asociado al conocimiento. Es por esta razón que también se ha ido asociando a las «economías creativas», "debido al carácter creativo y de innovación que generan."[5]

Lo que Bourdieu llama capital simbólico (valoración del mundo) también se incluye en el valor cultural de un bien, ya que el valor que los críticos y el público dan a la obra, así como el crecimiento y posicionamiento del creador, aumentan en capital simbólico (y por lo tanto el valor cultural y el valor económico) con el paso del tiempo.[6]

Mercado dual de los bienes culturales[7]
Mercado físico Mercado de ideas
Bienes comunes y materiales Mercado simbólico o de valoraciones

El artista y la economía del arte[editar]

El economista y la economía no juzga quién es o qué es un artista, sino que asume que cualquier persona que se autodefina como tal lo es. Sin embargo, un artista tiene que producir objetos o servicios para que tenga una influencia material sobre el mercado.[8]

Es por esto que es fundamental que exista un registro de los datos y que observe la realidad de las actividades artísticas y culturales.[8]

Decisiones económicas del artista[editar]

El problema principal de cualquier persona con respecto a la economía es la escasez. Una obra adquiere valor (como bien privado) a partir de la escasez. ¿Qué recurso es escaso con respecto al arte?: ¿los materiales?, ¿el talento?, ¿las ideas?, ¿la manutención?, ¿la renta?[9]

El bien material más importante para el artista es el tiempo. El artista necesita tiempo para dedicarse a su arte, para desarrollarlo y crear piezas que sean exitosas. El artista suele dividir su tiempo en tres aspectos:[9]

  1. Trabajo para generar recursos monetarios.
  2. Tiempo de ocio y disfrute.
  3. Tiempo para producir arte.

El ideal de un artista es sólo dividir su tiempo en producir una obra artística rentable y el ocio (relajación y descanso).[9]

Una problemática en el campo del arte es que los artistas tienen que dedicar mucho tiempo a trabajos de medio tiempo en periodos breves, para alcanzar un poco de tiempo (su tiempo libre o de ocio) en producir su obra artística. Los artistas se encuentran en un régimen de «pluriempleo»,[9] que rara vez genera ingresos adecuados ni el tiempo para realizar una producción artística. Existen al menos dos riesgos que el artista corre en este tipo de situación laboral: 1) una obra que no es valorada en el mercado y 2) un bajo ingreso debido al régimen de pluriempleo que produce ingresos variables.[10]

Los productos artísticos son riesgosos a nivel económico, pues no se garantiza el retorno de la inversión ni las ganancias a un corto plazo. El mercado de bienes culturales y artísticos es de largo plazo, pues una obra va generando valor simbólico y económico con el paso del tiempo.[10]

Dicho mercado, como todo mercado de riesgo, ofrece grandes tasas a los ganadores y casi nula ganancia monetaria a quienes no logren éxito comercial en vida. Por todo esto, no es raro toparse con el ya conocido cliché de que el artista prefiere ser pobre o que no tiene otro remedio.[10]

El artista toma decisiones racionales a partir de sus intereses económicos y artísticos. Debe de tomar en cuenta el valor cultural de la obra, así como otros valores, como el social, económico, etc.[11] En un mundo ideal, el valor cultural sería el más importante, y el que produciría mayores ganancias; pero en la realidad, las cosas operan de modo diversos. Muchas veces el artista tendrá que priorizar las ventas y el valor económico, por sobre el valor cultural y estético; quizás realizando obras comerciales.[12]

Rascón Castro señala que el factor de la creatividad y el talento cobran relevancia aquí, pues los artistas más talentosos podrán invertir menos tiempo en producir obras de valor cultural y de capital artístico, que a su vez le otorguen los medios de subsistencia más óptimos.[12]

Oferta en el arte[editar]

La oferta es la capacidad y voluntad de un sector para producir y poner a disposición de un público un producto o servicio. En el caso de los productos y servicios hay dos tipos de costos (variable y marginal).[13]

  • Costo variable: Varía según la producción. En un producto, los costos se incrementan si se usan más insumos para producir (electricidad, combustible, materias primas, etc.). En el arte muchas veces el costo variable no aumenta si se incrementa la producción.[13]
  • Costo marginal: Ocurre a partir del último bien producido, y no significa una gran inversión, pues el uso de recursos es menor. Sin embargo, en el arte, esto puede ser diferente, pues los artistas pueden invertir una gran cantidad de tiempo para producir un nuevo trabajo.[13]
Determinantes de la oferta del arte[14]
Precio Número de vendedores o productores Tecnología Precios de otros bienes
Es el principal determinante, pero no es la única forma por la que el artista obtiene utilidades. Número de personas que ofertan por una obra. Las obras de arte tienden a ser escasos e irrepetibles. Beneficia al artista, pues se incrementa la capacidad de reproducción. Sin embargo, puede ser problemática por las copias que se pueden generar y que se escapan del control del artista. Los precios de otros bienes culturales afectan a otros. Si una obra de arte incrementa su valor, también lo harán otras similares.

Los consumidores de arte[editar]

El consumo del arte se mide en la economía a partir de la disposición a pagar por este. El precio, sin embargo, no determina la calidad de la obra de arte, sino su demanda o popularidad en el mercado.[15]

Las decisiones económicas del consumo de arte[editar]

Un consumidor de arte por lo general quiere maximizar el disfrute por el menor costo posible. Además del costo monetario, hay otros costos a tomar en cuenta, como el costo de oportunidad, que es lo que se pierde con relación a otras opciones en el arte y la cultura (ir al cine en vez del teatro, por ejemplo).[15]

Las y los espectadores, además reciben una compensación psicológica. que es una de las razones por las cuales algunos consumidores hacen pagos enormes para poder disfrutar una obra de arte o coleccionar una pintura muy cara.[16]

El arte como compra de lujo[editar]

Se ha señalado en el pasado que el arte se comparta como un bien de lujo (un auto, una prenda de diseño, etc.), sin embargo, los estudios del comportamiento económico y el mercado del arte y la cultura sugieren que ante el incremento en los ingresos, no suele subir el consumo de arte, como la entrada a los conciertos, obras de teatro, etc.[17]

Varios economistas han realizado estudios empíricos para observar si la venta de entradas a eventos de artes escénicas aumenta conforme aumenta el salario. Sorpresivamente, cuatro de siete estudios hechos al respecto entre 1928 y 1979 demuestran que a mayor salario, la proporción de aumento en consumo de arte no es mayor que la proporción de aumento en el salario.[17]

Mientras que el consumo de bienes de recreación y ocio aumentan con el incremento en los salarios, el de objetos artísticos o culturales no incrementa de la misma forma. Esto podría explicarse porque los bienes culturales dependen de otras variables subjetivas, como los gustos y preferencias.[18]

Sin embargo, hay ciertos objetos artísticos que sí se comportan como bienes de lujo, como las obras exclusivas que adquieren los coleccionistas, que también influyen en el estatus social; pero esta es una actitud particular que no se puede generalizar. Para algunos, el disfrute y consumo de arte, depende del contexto social así como del nivel educativo.[18]

Aspectos a considerar en la demanda del arte[editar]

La utilidad marginal, o la satisfacción de las personas por adquirir cada vez más productos culturales o artísticos, no aumenta como en otros productos. Una vez que una persona adquiere una serie de objetos, la satisfacción por adquirirlos podría descender. Sin embargo, también hay excepciones; por ejemplo, en la música las personas suelen querer tener mayor exposición a esta mientras el gusto por ella se mantiene.[18]

Bourdieu y Darbel señalaron, a partir de un estudio estadístico a 9,000 personas a personas asistentes a museos de Francia, "que entre más se experimenta el acceso a disfrutar la cultura, mayor es la demanda y la apreciación de futuros accesos a manifestaciones artísticas."[19]

Según la Encuesta Nacional de Consumo Cultural de México (ENCCUM) 2012 del INEGI:

los mayores índices de consumo cultural recaen en la población menor de 30 años. Existe Un estrecho vínculo entre educación y cultura: las cifras reportan de manera clara que la escolaridad es el factor sociodemográfico de mayor peso en la conformación de las prácticas y consumo culturales. Ciertos hábitos, como la lectura o la asistencia a teatros, se desarrollan en las edades más tempranas y, una vez adquiridos, tienden a mantenerse a lo largo de la vida.[19]

Determinantes de la demanda en el arte y la cultura
Precio Normalmente cuando sube el precio, baja la demanda. En el arte no suele suceder de la misma forma. Hay una elasticidad entre la variación de los precios y la demanda. Aunque suban los costos, la gente sigue asistiendo. Sin embargo, la variación de precios tampoco es tan alta y se mantienen en un rango. Con respecto a objetos más exclusivos, como las pinturas y las esculturas, también existe una expectativa por un aumento de los precios en el futuro, y se consideran una inversión.[19]
La renta De acuerdo a los ingresos, se adquieren ciertos bienes. Con respecto a los bienes culturales existe una cierta elasticidad-renta, pero es relativa y aunque aumenten los ingresos no aumenta significativamente la compra de arte u otros bienes culturales.[20]

Equilibrio económico en el arte[editar]

El equilibrio económico se da cuando la oferta y la demanda de un producto son equivalentes. Según los postulados del liberalismo económico (Adam Smith), el equilibrio de mercado se da por sí mismo, sin ninguna intervención gubernamental. El precio no es un indicador del valor intrínseco de un producto en la economía, sino que ayuda a ver el comportamiento del mercado.[21]

En las artes y la cultura, un estado de equilibrio es muy complejo, porque como se ha visto antes, el valor cultural, así como otro tipo de valores, pueden influir en el precio, en la demanda y la oferta.[22]

¿Los artistas ganan lo justo?[editar]

Debido al mercado dual del arte y su complejidad valorativa en la economía, el precio de demanda puede ser menor que lo que el artista requiere para que retorne su inversión y tener utilidades.[22]

Lista de referencias[editar]

Bibliografía[editar]