Desembarco chileno en Antofagasta
El desembarco chileno en Antofagasta efectuado el 14 de febrero de 1879, con poca resistencia, en el entonces puerto boliviano de Antofagasta, fue la primera acción militar de Chile en la guerra del Pacífico. Con éste se dio inicio a las operaciones militares de dicha guerra que aun no estaba declarada por ninguno de los dos gobiernos
Antecedentes
[editar]Luego de la resolución de la Asamblea Constituyente de Bolivia, para aprobar el contrato de 1873 a condición de un impuesto al quintal de salitre exportado de diez centavos por la empresa chilena Compañía de Salitres y Ferrocarriles de Antofagasta, formada por capitales chilenos y británicos (la participación inglesa se remitía al 30% de propiedad de la firma Gibbs). Los miembros de ésta movieron inmediatamente sus piezas para lograr el apoyo del gobierno chileno en su causa. En el gobierno de Chile había mucho más interés en salvar otras inversiones que quedarían abandonadas en territorio aun bajo control boliviano en caso de conflicto, como Corocoro, Caracoles y Huanchaca.
En estas circunstancias, el Estado chileno intervino cuando era inminente el embargo de la Compañía de Salitres de Antofagasta. Para Chile, la decisión boliviana contravenía el tratado de 1874, en el que se pactaba que no habría nuevos impuestos por 25 años. Para Bolivia el contrato no se encontraba vigente en 1874 por que según las leyes bolivianas este no había sido aprobado por el congreso boliviano.
Ninguna de las partes quiso ceder en lo fundamental, ni Bolivia quitó el impuesto ni Chile dejó de reclamar por él. Las amenazas chilenas se volvieron más fuertes, si Bolivia aplicaba el impuesto, entonces se declararían nulos los tratados de límites de 1866 y 1874, por lo que Chile reivindicaría para sí la zona entre los paralelos 23 y 24 que reclamaba antes del tratado como suyos y cuyos derechos había cedido a Bolivia.
Hilarión Daza amenaza a la compañía con la confiscación y remate de las instalaciones de la empresa chilena, si no paga el impuesto impagos desde hace un año. Ante esta situación, Chile reacciona, haciendo zarpar del puerto de Valparaíso, en diciembre de 1878, al acorazado "Almirante Blanco Encalada", haciéndolo amanecer frente a Antofagasta, el 26 de diciembre de ese año, dejándolo en la rada de dicho puerto, lo que es significaba para el Gobierno de Bolivia una amenaza a su soberanía.
Los acontecimientos continúan con la decisión de Bolivia de rematar los bienes de la Compañía de Salitres. El 1 de febrero de 1879, el Gobierno de Bolivia emite un decreto en el cual se "reivindican las salitreras detentadas por la Compañía de Salitres de Antofagasta". El Encargado de Negocios en Bolivia, Pedro Nolasco Videla, deja una última nota en La Paz, donde se lee:
« | Roto el tratado del 6 de agosto de 1874, porque Bolivia no ha dado cumplimiento a las obligaciones en él estipuladaas, renacen para Chile los derechos que legítimamente hacía valer antes del tratado de 1866 sobre el territorio a que ese tratado se refiere. En consecuencia, el Gobierno de Chile ejercerá todos aquellos actos que estime necesarios para la defensa de sus terrirorios y el Excelentísimo Gobierno de Bolivia no debe ver en ellos sino el resultado lógico del rompimiento que ha provocado y de su negativa reiterada para buscar una solución justa e igualmente honrosa para ambos países. | » |
—"Pedro Nolasco Videla". |
Chile mantiene al "Almirante Blanco Encalada" en el puerto de Antofagasta, sin embargo, las cosas no están tan claras. Varios ministros piden que se declare inmediatamente la guerra, pero el presidente chileno Aníbal Pinto se resiste. Dice que Bolivia tiene que efectuar el remate para que la violación del tratado justifique la guerra, pues a él no le importa tanto el destino de la compañía como del respeto a los tratados.
La reunión clave que decidió la ocupación de Antofagasta ocurrió el 11 de febrero. En la mañana se reunieron el presidente de Chile y su gabinete, que insinuaba amenazas de renuncia, cuando les llegó un telegrama desde el norte con la siguiente noticia: Bolivia había cambiado su postura, enviando un mensaje a Antofagasta: "Anulación de la ley de febrero, reivindicación de las salitreras de la compañía". Este telegrama comunicaba una acción que se consideraba una violación directa del tratado, porque ya no se remataría una salitrera por no cumplir una ley (que acababa de ser suspendida) sino que las reivindicaba por una acción de su gobierno. Pinto tomó en ese momento el control de la situación y ordenó que el "Almirante Cochrane" y el "O’Higgins", a la sazón en Caldera, fuesen a Antofagasta y ocuparan la ciudad junto con el "Almirante Blanco Encalada".
Por su parte las autoridades bolivianas sumaban fuerzas en Antofagasta con las guarniciones de las cercanas Mejillones y Caracolés, que se agregaban a la gendarmería del prefecto de Antofagasta, Severio Zapata.
Combate
[editar]Para esta operación, se sumaron 9.500 hombres, pero para el desembarco en Pisagua se destinaron 4.890 soldados, otro tanto fue enviado a Junín (2.175 hombres) y el resto quedó en la reserva de la flota.
A las 5:00 de la mañana se divisan desde la costa en Pisagua las luces de 19 barcos chilenos, por lo que el coronel Isaac Recavarren decide llamar a los batallones Victoria e Independencia al mando de Pedro Villamil, con 964 bolivianos, que se encontraban en las alturas Alto Hospicio para reforzar el puerto.
La defensa de los aliados ubicó a los soldados entre las rocas, línea que recorría Isaac Recavarren a caballo para impartir órdenes.
A las 7:00 de la mañana, se inicia el bombardeo a las dos baterías de tierra y poco después se disponen tropas chilenas en chalupas de desembarco.
Al llegar a Pisagua, el blindado "Almirante Cochrane", al mando del comandante Juian José Latorre y la corbeta "O’Higgins" a cargo del capitán de fragata Jorge Montt atacaron el fuerte sur, mientras que al fuerte norte lo atacaron la cañonera "Magallanes" y la goleta "Covadonga". El fuerte norte sólo pudo contestar un solo disparo antes de quedar inutilizado. El fuerte sur mantuvo sus fuegos durante un tiempo mayor, pero fue finalmente inutilizado por la artillería naval chilena.
A las 8:00 de la mañana se dio inicio a la operación de desembarco. Se embarcaron la 1ª y 3ª compañías del regimiento Atacama, al mando del subteniente Rafael Torreblanca,[1] y dos compañías del regimiento Zapadores comandadas por Manuel Villaroel, de las cuales lograron llegar hasta la playa unos 450 hombres.[2] Los peruanos se replegaron ordenadamente, pero los bolivianos no pudieron mantener el orden en su acción de toma de posiciones. Sin embargo, problemas de coordinación en el ejército de Chile retrasaron el desembarco permitiendo a las tropas peruanas reagruparse y tomar mejores posiciones defensivas, lo que dificultó el avance de los atacantes. Pese a la defensa, las tropas atacantes logran tomar las trincheras peruanas y comienzan la penetración hacia el interior. Las embarcaciones chilenas, entre tanto, regresaban a su escuadra en busca de una segunda oleada.
A las 10:00 de la mañana, tras tres horas de combate, las baterías fueron inutilizadas, lo que posibilitó al fin el avance de las lanchas chilenas protegidas por la artillería naval. La defensa aliada repelió este desembarco lo que se tradujo en descoordinaciones en los oficiales chilenos que proponían desembarcar en Junín o en Pisagua Viejo o en Ilo pensando frustrado este primer desembarco.
Tras la primera oleada de asalto, logró embarcarse una segunda ola de soldados, el resto del regimiento Atacama, más 30 soldados del 2° de Línea bajo las órdenes de Emilio Larraín y tres compañías del Buin, estos últimos al mando del teniente coronel José María del Canto Arteaga,[2] mientras los blindados se acercaban a la costa para reducir la defensa. Montones de carbón y sacos salitre servían de parapeto a los aliados. Isaac Recavarren decide el repliegue de la defensa ante la segunda carga chilena y el incendio del carbón y salitre que servía de defensa.
A las 14:00 se produce el desembarco en Junín, informado ante ello Recavarren decide replegar los restos hacia la estación de San Roberto.
El ascenso hacia posiciones más favorables por parte de los chilenos fue muy difícil, dada las condiciones del terreno y la defensa de los aliados. La sucesiva incorporación de tropas chilenas permitieron tomar finalmente las alturas, llegando hasta la pampa del Hospicio en la cumbre de la meseta.
Con la artillería de los buques se atacó el ferrocarril y los montones de carbón y salitre, donde se mantenían parapetadas gran parte de las tropas aliadas. Las granadas navales encendieron el salitre y comenzaron los incendios.
Desenlace
[editar]Debido a los incendios y a lo tóxico del humo, los aliados retrocedieron cerro arriba y el segundo desembarco chileno pudo concretarse con éxito, llevando cerca de 100 hombres del Atacama, del "Zapadores", del "2º de Línea" y del Buin, quienes se incorporaron a los primeros grupos y cayeron sobre las tropas en la cumbre, derrotándolas en toda la línea. Al llegar el tercer desembarco chileno, el conflicto había terminado. A las tres de la tarde, el teniente Rafael Torreblanca iza la bandera de Chile en un poste de w:Alto Hospicio|Alto Hospicio].
A las 16:00 finalmente abandonan Pisagua Isaac Recavarren y su ayudante Del Mar y los últimos defensores. Llegan a San Roberto a las 16:30 donde se encontraba el general de división EP Juan Buendía. Después de un reconocimiento a los defensores y vivas a Bolivia y el Perú, inician la marcha a San Francisco.
Las bajas chilenas fueron de 58 muertos y de 173 heridos; las de los aliados fueron calculadas en 200 entre muertos y heridos.
Bibliografía
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