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Biología para estudiantes de secundaria/Sistemas de Órganos

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El aparato respiratorio

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Además de los nutrientes obtenidos en los procesos digestivos, las células de nuestro organismo necesitan también oxígeno. Esta molécula es imprescindible para llevar a cabo la respiración celular, un proceso en el que se produce la combustión de los alimentos y se obtiene energía. Como resultado de la actividad celular, se generan sustancias de desecho, entre ellas dióxido de carbono (CO²), que han de ser eliminadas. Tanto el oxígeno como el dióxido de carbono son transportados por la sangre.

El aparato respiratorio efectúa este intercambio de gases: por una parte, capta oxígeno del aire y lo cede a la sangre, para que esta lo transporte a todas las células del organismo, y, por otra, recoge de la sangre el dióxido de carbono formado, para expulsarlo al exterior.

Transporte y preparación del aire

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El aire que llega a los pulmones debe estar limpio, húmedo y caliente. Esto se consigue gracias a la existencia, en las vías respiratorias, de mucus, una sustancia viscosa que humedece el aire y atrapa las partículas de polvo y los microbios. Además, en su recorrido por las vías respiratorias, el aire se calienta. Veamos, a continuación, cómo se lleva a cabo el proceso de


  • Fosas nasales
    Constituyen el punto de entrada del aire. En su primer tramo, la pared interna de las fosas nasales presenta abundantes capilares, lo que permite que la sangre que circula por ellos, a temperatura corporal, caliente el aire. Por otra parte, la existencia de recovecos incrementa el recorrido del aire que, de esta forma, puede calentarse mejor. En esta vía respiratoria, el mucus comienza a purificar y humedecer el aire. Las fosas nasales se hallan comunicadas con la faringe.
  • Faringe.
    Este órgano, como ya hemos visto, pertenece también al aparato digestivo, ya que se trata de una zona de paso común a las vías digestiva y respiratoria. El alimento continúa su recorrido hacia el esófago, mientras que el aire pasa a la laringe. En las paredes laterales de la faringe se localizan las amígdalas, encargadas de producir glóbulos blancos, células que defienden nuestro organismo de las infecciones.

Ver también

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