La interpretación de los sueños

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La interpretación de los sueños

Título La interpretación de los sueños
Autor Sigmund Freud
Año 1900

V.[editar]

Hay en el sueño eslabones intermedios que son representaciones que tiene el soñante sobre una persona o cosa.

Lo que diferencia el contenido manifiesto de los pensamientos latentes en que en el primero se cumplió un trabajo de condensación. La cuota de condensación es indeterminable.

Aquellos pensamientos que se generaron en el análisis están de alguna forma conectados con los pensamientos oníricos.

Sueño: 3 por 1 florín y 50 kreuzer. 3 son los meses que la novia es más joven que ella, 1 florín y 5 kreuzer son 100 veces menos que 150 florines que recibió su cuñada de obsequio de su marido. El teatro estaba vacío en alusión a una situación bochornosa con su marido, en la que no habría necesitado apurarse tanto. Lo absurdo en el sueño es que dos personas hayan tomado tres asientos. El análisis es: “fue un disparate casarme tan joven, habría conseguido uno 100 veces mejor, tres hombres podría haber conseguido”. El reducir 150 florines equivale al menosprecio por el marido, los 3 meses mas joven reproducen el disparate de casarse.

VI. El trabajo del sueño[editar]

Relaciones entre pensamientos latentes y contenido manifiesto y proceso de transformación: el contenido del sueño se aparece como una transferencia de los pensamientos del sueño a otro modo de expresión, parecido al jeroglífico, cada uno de cuyos signos ha de transferirse al lenguaje de los pensamientos del sueño, reemplazando cada figura por una sílaba o palabra. La combinación ya no carece de sentido.

A. El trabajo de condensación[editar]

Entre uno y otro hubo un trabajo de condensación, en el que el pensamiento latente es mucho mayor. La cuota de condensación es indeterminable, siempre se puede seguir interpretando. Las conexiones que se hacen durante el análisis son contactos laterales posibilitados por vías más profundas, que ya estaban ligados en los pensamientos latentes de algún modo.

Una de las formas en que se condensa es vía omisión. El sueño no es una proyección punto por punto sino un reflejo incompleto.

B. El trabajo de desplazamiento[editar]

Los elementos esenciales en el contenido manifiesto no lo son en los pensamientos latentes y viceversa. El sueño está descentrado y se ordena en torno a elementos que no son los principales. La valencia psíquica o intensidad (interés que posee un elemento) no es conservada en la formación de sueños. No llega al sueño lo más importante sino lo que está contenido en los pensamientos de manera múltiple, sobredeterminado. Generalmente estos son elementos superficiales que están lejos del núcleo del sueño y establecen una conexión entre ambos elementos. La sobredeterminación no es un factor primario sino un resultado secundario de un poder psíquico que despoja de su intensidad a los elementos de gran valencia, y procura a los de ínfimo valor de nuevas valencias para que alcancen el contenido. El desplazamiento es uno de los medios para alcanzar la desfiguración.

Por lo tanto hay dos condiciones que deben satisfacer los elementos para llegar al sueño: la sobredeterminación y haberse sustraído de la censura de la resistencia.

C. Los medios de figuración del sueño[editar]

El deseo desde los pensamientos oníricos esenciales hasta convertirse en el deseo del sueño recorre un largo camino: primero son los retoños de los pensamientos oníricos; luego están los pensamientos que conectan a éstos elementos inesenciales que se volvieron importantes a causa del desplazamiento; en un tercer momento están las asociaciones e ilaciones de pensamiento por el cual el trabajo de interpretación vuelve del contenido manifiesto a éste segundo grupo de pensamientos. Los pensamientos esenciales son ilaciones de pensamientos que parten de distintos centros pero tienen varios puntos de contacto.

El sueño no dispone modo alguno de figurar las relaciones lógicas entre los pensamientos oníricos tales como las preposiciones, ya que el material del que está formado no permite la expresión de éstas. Si se logra encontrar alguna es parte de los restos diurnos y no tiene nada que ver con el sentido del sueño.

Al igual que la pintura el sueño se las ingenia para figurar ciertas relaciones del material onírico. El sueño refleja una conexión lógica como simultaneidad. Da un nexo entre los fragmentos de pensamientos unificándolo en una síntesis. Toda vez que muestra dos elementos como vecinos atestigua que sus correspondientes pensamientos latentes mantienen un nexo. Para figurar relaciones causales la causa aparece como un sueño prólogo y la consecuencia el sueño principal; o una figura se muda a otra mostrando el nexo causal. En ambos casos la causación es figurada por una sucesión. La condición se figura por simultaneidad (“si...” es igual que “cuando”). En el caso de exclusiones (o esto o lo otro) suele recoger en una trama sus dos términos. El sueño realiza todas las posibilidades, reemplaza la alternativa por una conjunción “y”. Respecto a la oposición y contradicción suele unificarlos en un idéntico elemento (en antiguas lenguas Egipcias, Semíticas e Indogermánicas también se utilizaba la misma palabra para designar un par de opuestos). Muchas veces el sentido superficial es uno y el profundo es su opuesto. También se puede invertir o mudar en el contrario un fragmento ya configurado del contenido onírico. La relación de semejanza es figurada por una unidad, identificación en el caso que esté ya formada en el material onírico o formación mixta si se crea nueva. El no se suele representar como una imposibilidad de hacer algo o por un movimiento inhibido. El sueño dentro del sueño representa la realidad que se rechaza y el sueño original que se continúa cuando se despierta del segundo sueño es el deseo. El trabajo del sueño usa al soñar como una forma de repulsa y da testimonio de que el sueño es cumplimiento de deseo.

La identificación se emplea con personas, la formación mixta cuando el material son cosas o personas. En la identificación sólo una persona enlazada con otra/s por algo en común se figura. En la formación mixta la figura posee rasgos de cada uno, sin embargo cada rasgo es particular de la persona. Cuando la formación de una de éstas falla, aparece meramente presente en el sueño sin participar.

La formación mixta sirve para figurar algo común a dos personas, figurar una comunidad desplazada o una comunidad desea (que una persona sea otra o que un lugar sea otro). Lo común a los elementos del producto mixto son los pensamientos oníricos.

A veces una persona extraña aparece, ese es el Yo que se oculta en él por identificación. Aquella persona que siente lo que el durmiente siente es el Yo.

Respecto a la intensidad psíquica, generalmente los elementos más intensos latentes por causa de la censura casi nunca son acogidos en el contenido onírico. En el contenido latente y el sueño manifiesto ocurre una subversión de los valores psíquicos. La intensidad es determinada por dos factores: se figuran con mayor intensidad aquellos elementos por los cuales se expresa el cumplimiento de deseo, y son también los más determinados, de ellos parten la mayoría de las ilaciones de pensamiento.

La forma del sueño se usa para figurar el contenido oculto. Así si es borroso puede ser que el soñante tenga dudas sobre cierto elemento.

Todos los sueños de una misma noche pertenecen a una misma totalidad. Su división también tiene sentido.

La angustia es un impulso libidinoso que parte de lo inconsciente y es inhibido por el preconsciente.

D. El miramiento por la figurabilidad[editar]

El material onírico despojado de sus relaciones sufre un desplazamiento de intensidad entre sus elementos que fuerza una subversión de los valores psíquicos mediante sustituciones de materiales vecinos que sirven a la condensación ya que recogen dos elementos en uno. Otra forma de desplazamiento es la permutación de la expresión lingüística. En ambos casos se desplaza a lo largo de una cadena asociativa, en esferas diversas. En el primer caso se sustituye un elemento por otro, en el segundo permutan las palabras que lo expresan por las que expresan a otro elemento.

En este segundo caso el desplazamiento se consuma primero trocando una expresión incolora y abstracta por otra figural y concreta, que es susceptible de figuración. Esto además facilita la condensación mediante una construcción léxica que sirve de expresión a varios pensamientos.

Además del desplazamiento y la condensación está la figurabilidad que consta las más de las veces de imágenes visuales. El trabajo del sueño utiliza las vías que ya encuentra facilitadas en el inconsciente, prefiere aquellas trasmudaciones del material reprimido que en calidad de chiste y alusión tienen permitido el devenir consciente. Suelen utilizar lo cotidiano y lo trivial para esconder los símbolos sexuales. El sueño se sirve de las simbolizaciones ya contenidas en el pensamiento inconsciente debido a que satisfacen mejor los requerimientos de la formación del sueño por su figurabilidad y por estar exentas de censura.

VII. Sobre la psicología de los procesos oníricos[editar]

Caso: “Padre ¿no ves que me quemo?” El padre que había asistido a su hijo hasta su muerte se duerme en la habitación vecina a la de él, y sueña que su hijo prolifera dichas palabras. El padre se despierta y ve un resplandor en la habitación: era el cadáver de su hijo que se quemaba. El durmiente percibió esto y lo elaboró en su sueño. El contenido del sueño está sobredeterminado, el dicho del niño se compone de dichos pronunciados en vida y enlazados con sucesos importantes del padre. El sueño es siempre cumplimiento de deseo. En él, el niño está vivo; y además prolongó el dormir del padre.

a. El olvido de los sueños[editar]

Primero está la infidelidad de nuestra memoria; luego que lo recordamos de manera infiel y falseada; el intento de reproducir el sueño es la elaboración secundaria; tal desfiguración es un fragmento de la elaboración a que son sometidos los pensamientos oníricos a consecuencia de la censura del sueño. Así como el sueño no es arbitrario, tampoco lo es las alteraciones que éste presenta en su redacción. Mantienen enlace asociativo con el contenido en cuyo lugar se ponen y nos sirven para indicarnos el camino hacia ese contenido que puede ser el sustituto de otro. Entre los pensamientos oníricos y el sueño sobrevino una subversión de los valores psíquicos, hay una resistencia a la irrupción de los pensamientos oníricos en la conciencia. La desfiguración onírica solo fue posible por sustracción de valor, y al agregarle la duda se trata de un genuino retoño, perturbado por la resistencia psíquica. Todo lo que perturba la prosecución del trabajo es una resistencia. También el olvido se explica por la censura psíquica. Esta está presente cuando el soñante cambia su discurso en algún punto, o cuando tiene un vago recuerdo. A medida que se sortean resistencias, surgen contenidos de sueños que fueron olvidados. El sueño mudó pensamientos abstractos, apoderándose de contenidos concientes con una relación laxa (alegórica) con aquel, que le ofreció menos dificultad a la figuración. Para el análisis se tiene en contra los poderes psíquicos responsables de la desfiguración del sueño. El sueño tiene un ombligo donde se asientan pensamientos que no se dejan desenredar, lo no conocido; y de él se eleva el deseo del sueño.

El sueño no habría convenido de haber reinado la resistencia que hay durante el día; ésta perdió una parte de su poder por la noche. Si bien no fue cancelada por la desfiguración onírica, se ve disminuida y cuando el individuo despierta está forzada a eliminar aquello que debió admitir. El estado de dormir posibilita la formación del sueño por cuanto rebaja la censura endopsíquica.

A cada representación es posible anudar algo por vía asociativa, y en el discurrir de un pensamiento sin meta alguna se llega a los pensamientos oníricos por medio de pensamientos intermedios. Tomando otro elemento y siguiendo la cadena, se interrumpen ambos en el mismo lugar: éste es un punto nodal. Debido a las sorprendentes conexiones con otros elementos oníricos que se establecen y el esclarecimiento se puede hablar de conexiones psíquicas preexistentes.

Solo podemos renunciar a representaciones-meta conocidas, y así surgen otras ignoradas que son inconscientes, y que determinan las representaciones involuntarias. Las representaciones sin metas, carentes de sentido y libre de encadenamiento por asociación son inconcebibles. Las representaciones meta pueden ser inconscientes. Las representaciones están unidas por asociación superficial (consonancia, ambigüedad, coincidencia, juego palabras, etc), por los enlaces de pensamientos que nos llevan desde el contenido del sueño hasta los pensamientos intermedios, y hasta los pensamientos oníricos. Siempre que hay enlace superficial hay otro mas profundo y correcto sometido a la resistencia de la censura.

La censura se dirige a la trabazón de dos pensamientos que entran a la conciencia sucesivamente, se nos ocurre un enlace superficial entre ambos; ambos atraen a la censura por su contenido, ambos aparecen sustituidos y solo reflejan una conexión real. Se produjo un desplazamiento desde una asociación normal a otra superficial.

Por lo tanto abandonando las representaciones-meta concientes se entrega a unas ocultas, y las asociaciones superficiales son un sustituto por desplazamiento de otras sofocadas.

b. La regresión[editar]

La fuerza impulsora de los sueños son deseos por cumplir, pero la censura psíquica deforma por medio de la figurabilidad, condensación y desplazamiento. Tienen la característica de ser presentes, omitir el quizás u ojalá. Además el contenido de las representaciones se muda en imágenes como las alucinaciones. El escenario de los sueños no es otro que el de la vida de representaciones de la vigilia. Hay una localidad psíquica o topos, compuesta por elementos llamados instancias o sistemas. No hay un ordenamiento espacial sino una secuencia fija entre ellos. A raíz de ciertos procesos los sistemas son recorridos por la excitación dentro de una determinada serie temporal. Este aparato tiene una dirección, parte de estímulos (internos o externos), y termina en inervaciones (transmisión de energía a los nervios o un sistema eferente, para descargar energía). Hay un extremo sensorial y uno motor. En el sensorial se encuentra un sistema que recibe las percepciones, y en el motor otro que abre las esclusas de la motilidad. El aparato psíquico de reflejos es de la siguiente manera:

En el aparato surge una primera diferenciación en el polo Perceptivo: de las percepciones queda en el aparato una huella mnémica que tiene la función de la memoria. Es una alteración permanente sobrevenida en los sistemas. Un sistema recibe los estímulos y está abierto a nuevas diferenciaciones pero nada conserva de ellos; otro traspone la excitación momentánea a huellas permanentes.

De las percepciones conservamos más que su contenido, también se enlazan entre sí en la memoria, con el encuentro en la simultaneidad que en su momento tuvieron. Por lo tanto se graban por asociación. El sistema P no tiene memoria, y no puede conservar las huellas para la asociación sino no podría desempeñar su tarea. La base de la asociación son los sistemas mnémicos. Desde uno de los elementos Mn, la excitación se traslada a un segundo Mn’. Hay varios elementos dentro de los cuales la misma excitación propagada por los elementos P experimenta una fijación. El primero de estos sistemas Mn contendrá la fijación de la asociación por simultaneidad y los más lejanos se fijan por otras relaciones, como semejanza.

Los recuerdos son inconscientes (susceptibles de conciencia), y desde ahí despliegan su efectos. Nuestro carácter son las huellas mnémicas de nuestras impresiones, y las de la juventud casi no devienen concientes. Cuando devienen concientes no muestran cualidad sensorial alguna. En los sistemas memoria y cualidad para la conciencia se excluyen entre sí. La conciencia surge en reemplazo de la huella mnémica.

En el sueño hay dos instancias: la criticadora que mantiene relaciones más estrechas con la conciencia que la criticada, se sitúa entre ésta última y la conciencia como una pantalla. La criticadora guía nuestra vida de vigilia y decide sobre nuestro obrar conciente. El criticador se sitúa en el sistema motor. Al último de los sistemas situados en el extremo motor se lo llama Preconsciente, que puede alcanzar la conciencia y posee la llave de la movilidad voluntaria. Al sistema que está detrás se lo llama inconsciente que sólo puede alcanzar la conciencia tras modificaciones por medio del Preconsciente. El sueño recibe el envión para su formación en el inconsciente, con pensamientos oníricos que pertenecen al Preconsciente. La fuerza impulsora del sueño es aportada por el deseo onírico del inconsciente, es el punto de partida.

El carácter alucinatorio del sueño se explica porque la excitación toma un camino de reflujo. En lugar de propagarse hacia el extremo motor lo hace hacia el perceptivo, tiene carácter regrediente, (desde un acto complejo de representación hasta el material en bruto de las huellas mnémicas). En la vigilia ésta no llega más allá de las imágenes mnémicas, no puede producir imágenes perceptivas. Durante el sueño las intensidades adheridas a las representaciones son trasferidas íntegramente de una a otra por obra del trabajo del sueño (condensación). Esta modificación posibilita que el sistema P se invista hasta la plena vivacidad sensorial en la dirección inversa partiendo de los pensamientos.

La regresión significa que la representación vuelve a mudarse en imagen sensorial de la que una vez partió.

Esto también explica que en el sueño las relaciones lógicas se pierdan, ya que no están presentes en los primeros esquemas Mn, sino en otros posteriores, por lo tanto en la regresión quedan despojados de expresión excepto por imágenes perceptivas. La ensambladura de los pensamientos oníricos es resuelta, por la regresión, en su material en bruto. Lo que posibilita el camino regrediente de la excitación es la clausura del mundo exterior.

En otros casos de alucinaciones en estado de vigilia, las imágenes poseen relación con recuerdos sofocados de la infancia o fantasías.

La mudanza de los pensamientos en imágenes es consecuencia de la atracción que sobre el pensamiento inconsciente que lucha por expresarse ejerce el recuerdo. El sueño puede ser un sustituto de la escena infantil alterado por transferencia a lo reciente. Se refresca una excitación visual que alguna vez fue actual y ahora es recuerdo.

Esta regresión es un efecto de la resistencia que se opone a la penetración del pensamiento en la conciencia por vía normal, y la atracción de los recuerdos que subsisten con vivacidad sensorial. La represión es repulsión (por la censura de la conciencia) y atracción (por el inconsciente). Le facilita también el cese de la corriente progrediente que parte de los órganos sensoriales. Permite una total investidura alucinatoria de los sistemas perceptivos. La figurabilidad es producto de la atracción selectiva de las escenas visualmente recordadas y con las cuales los pensamientos oníricos entran en contacto.

3 modos de regresión: tópica (esquema de los sistemas); temporal (retrogresión a formaciones psíquicas antiguas); formal (modos de expresión y figuración primitivos sustituyen a los actuales).

El sueño es una regresión a la condición más temprana del soñante, una reanimación de su infancia, de las mociones pulsionales que lo gobernaban, y los modos de expresión que disponía.

c. Acerca del cumplimiento de deseo[editar]

En aquellos sueños en que el cumplimiento de deseo no es tan claro, actuó la censura onírica. Los deseos surgen: del Preconsciente (una insatisfacción durante el día que quedó pendiente); Preconsciente reprimido, esforzado al inconsciente (no tramitado pero también sofocado); inconsciente (sin relación con la vida diurna, se ponen en movimiento desde lo sofocado); mociones actuales que se despiertan durante la noche.

El deseo conciente solo deviene excitador si logra despertar otro deseo paralelo, inconsciente, mediante el cual se refuerza. Estos están siempre alertas a expresarse cuando se pueden aliar y transferir su mayor intensidad a una menor. El deseo del sueño es un deseo infantil. En el niño, en quien todavía la barrera entre Icc y Cc no es tan clara, los deseos son aquellos incumplidos, no reprimidos de la vigilia.

Cuando dormimos las investiduras de nuestros pensamientos de vigilia no cesan por completo, debido a problemas, preocupaciones, etc. Mantenemos procesos anímicos en el Pcc. Éstas pueden ser: incompletas, no tramitadas, rechazadas, despertadas del Icc durante el día, o impresiones indiferentes. El sistema Pcc que también regula la motilidad, queda paralizado. La excitación nocturna dentro de éste debe tomar el camino de las excitaciones de deseo Icc, acompañarlas en sus rodeos. Los restos diurnos Pcc aprovechan su contenido para abrirse paso a la Cc durante la noche y llegan a dominar el contenido del sueño. El pensamiento diurno tuvo que procurarse el anudamiento con un deseo infantil inconsciente. El deseo inconsciente le da la fuerza, y el pensamiento diurno la representación.

Los sueños de angustia tienen dos formas de manifestarse: o se sustituyen por afectos contrarios y se sofoca lo penoso, por medio del trabajo del sueño, o las representaciones penosas alcanzan el contenido manifiesto del sueño. Estos últimos también son cumplimiento de deseo, que provocaría pena en el soñante y se anudaron a restos diurnos para poder manifestarse. En el primer caso deseo Cc e Icc coinciden, en el segundo lo reprimido y lo Cc divergen. También el deseo puede equilibrar lo penoso y el tono afectivo es indiferente. Sin embargo el Yo puede reaccionar frente a la satisfacción procurada del deseo reprimido y aún ponga fin el sueño mediante la angustia.

Los sueños de displacer pueden ser punitorios, el deseo es de castigo a causa de una moción de deseo reprimida. En estos el deseo es del Yo. Los restos diurnos en estos casos expresan satisfacciones no permitidas, y el deseo punitorio reacciona contra él. (En más allá se cambia al Yo por el Superyo).

El sueño da expresión directa a lo que primero quiso desmentir, aunque la tendencia al cumplimiento de deseo se hace notable a través de desfiguraciones.

El pensamiento onírico desempeña para el sueño el papel del empresario, que tiene la idea y el empuje, pero necesita de un capitalista que le costee el gasto, y éste es el deseo Icc. Otras veces el capitalista es el empresario, cuando el deseo crea al sueño. Hay sueños sostenidos por más de un deseo onírico.

La cantidad, o energía psíquica se administra de la siguiente manera: hay un centro con una particular intensidad, que es la figuración directa del cumplimiento de deseo; la intensidad psíquica de los elementos incluidos en los pensamientos oníricos fue sustituido por la intensidad sensorial de los elementos del contenido del sueño. Los elementos cercanos al cumplimiento de deseo son retoños de pensamientos penosos, pero conectados al elemento central, que recibieron una intensidad tan grande que se volvieron capaces de figuración. La fuerza figurante del cumplimiento del deseo difunde por una esfera de nexos cuyos elementos son elevados a la figuración.

Restos diurnos: La representación Icc solo puede acceder al Pcc por conexión con un elemento allí presente, que generalmente es uno indiferente, y le transfiere su intensidad. Esto es la transferencia. Puede dejarla intacta o imponerle una modificación por obra del contenido de la representación que le trasfiere, en cuyo caso la intensidad es menor. Surgen en el sueño como sustitutos, y no tienen que temer la censura de la resistencia. Lo reprimido exige un material libre de asociaciones: las indiferentes no ofrecieron ocasión a extensas conexiones, y las recientes porque no tuvieron tiempo aún. Los restos diurnos toman del Icc la fuerza pulsionante y ofrecen a éste el apoyo para adherir la transferencia.

Desarrollo del aparato psíquico:

  • Punto 0: Principio de constancia. Afán de mantenerse exento de estímulos, descargar por vía motriz las excitaciones desde afuera (Esquema del arco reflejo).
  • Punto 1: Apremio de la vida. Esta función queda perturbada por las grandes necesidades corporales. La excitación buscará un drenaje en la motilidad, que no corresponde a una cancelación de la situación, pues la excitación parte de una necesidad interna y es una fuerza constante.
  • Punto 2: Experiencia de la vivencia de satisfacción. Solo puede sobrevenir un cambio cuando por un camino se cancela el estímulo interno, con los cuidados ajenos. Aparece la percepción (aquello que cancela el estímulo) cuya imagen mnémica queda asociada a la huella que dejó en la memoria la excitación producida por la necesidad. La próxima vez que sobrevenga la necesidad se suscitará una moción psíquica que querrá investir de nuevo la imagen anémica de aquella percepción y reproducirla, restablecer la satisfacción primera. Esta moción es el deseo, la reaparición de la percepción el cumplimento, desde la excitación hasta la investidura de la percepción. En un momento primitivo del aparato el desear terminaba en alucinar, apuntando a una identidad perceptiva (algo perceptivamente idéntico a la vivencia de satisfacción), o sea repetir esa percepción enlazada con al satisfacción de la necesidad.
  • Punto 3: Amarga experiencia vital. El establecimiento de la identidad perceptiva por la corta vía regrediente no tiene la misma consecuencia que se asocia con la investidura de la percepción desde afuera, la satisfacción no sobreviene. Para que la investidura interior tuviera el mismo valor que la exterior debería ser mantenida permanentemente. Se hace necesario un examen de la realidad, detener la regresión y desde la imagen mnémica buscar otro camino que lleve a establecer desde el mundo exterior la identidad. La inhibición y el desvío de la excitación son el cometido del segundo sistema que gobierna la motilidad (para fines recordados de antemano). El camino desde la imagen mnémica hasta el establecimiento de la identidad perceptiva por medio del mundo exterior es un rodeo para el cumplimiento de deseo. El pensar sustituye el deseo alucinatorio y evidencia que el sueño es cumplimiento de deseo porque solo un deseo puede impulsar a trabajar nuestro aparato anímico.

El sueño que cumple sus deseos desde el corto camino regrediente conservó un testimonio del modo de trabajo primario de nuestro aparato, que se abandonó por inadecuado. El soñar es un rebrote de la vida infantil del alma ya superada. La censura entre el Pcc y el Icc es el guardián de nuestra salud mental. Cuando el guardan se entrega al reposo cierra la puerta a la motilidad, son permitidas cuantas mociones de lo Icc quieran aparecer, y son inofensivas porque no ponen en funcionamiento el aparato motor.

El sueño es autorizado a expresar un deseo Icc tras desfiguraciones, en tanto el Pcc expresa su deseo de dormir, produciendo en el aparato alteraciones en la investidura que le son posibles. El deseo de dormir presta su apoyo al deseo Icc.

El Icc conoce la única meta de cumplir deseos, y la única fuerza de las mociones de deseos.

d. El despertar por el sueño. La función del sueño. El sueño de angustia[editar]

El deseo Icc es facilitado por transferencia a los restos diurnos Pcc y deformado por la censura onírica. Cuando intenta penetrar el Pcc éste ha bajado sus propias excitaciones, entonces el proceso onírico emprende el camino regrediente, obedeciendo a la atracción que ejercen grupos mnémicos que existen solo como investiduras visuales, cobrando figurabilidad. El primer tramo es desde las escenas Icc al Pcc, y el segundo desde la censura a las percepciones. Ahora logra ser notado por la conciencia, la cual es excitada de dos partes: desde el sistema de la percepción, y desde las trasposiciones de placer-displacer en el interior del aparato, los cuales regulan el curso de los procesos de investidura. La conciencia es un órgano sensorial que aprehende cualidades psíquicas. El sistema Pcc requería cualidades propias para posibilitar operaciones más finas de identificación de displacer, por lo que enlazó los procesos Pcc con el sistema mnémico. Ahora pasa a ser un estímulo para la conciencia, que tiene dos superficies sensoriales: una perceptiva y otra de los procesos de pensamiento Pcc. El estado de dormir vuelve más inexitable la superficie volcada al Pcc que la de los sistemas P. El Pcc duerme, y el sueño cuando deviene percepción puede excitar a la conciencia y dirigir una parte de la energía de investidura en el Pcc en calidad de atención. En estos casos despierta, pone en actividad una parte de la fuerza en reposo del Pcc. Experimenta la elaboración secundaria, trata al sueño como a cualquier contenido perceptivo, lo somete a las mismas representaciones-expectativa. Este tercer tramo es de dirección progrediente.

La mayoría de los sueños trabajan con intensidades psíquicas pequeñas, pues aguardan el despertar. En algunos el deseo puede perturbar el dormir, que es el cumplimiento del deseo Pcc. Los deseos Icc están siempre alertas; son caminos siempre transitables cada vez que la excitación se sirve de ellos. Son indestructibles, y fáciles de revivir con toda su intensidad de no ser tramitados y olvidados. El Pcc consuma el trabajo secundario de palidecer los recuerdos y debilitarlos afectivamente. El Psicoanálisis emprende el trabajo de someter el Icc al imperio del Pcc. Cada proceso de excitación Icc puede ser descargada por vía motriz o someterse a la ligación del Pcc, lo cual ocurre en el proceso onírico. La investidura que desde el Pcc establece una transacción con el sueño perceptivo liga la excitación Icc y lo vuelve inocuo. Si bien el sueño puede no ser adecuado a fines, dentro del juego de fuerzas de la vida anímica se adueñó de una función: traer bajo el imperio Pcc la excitación Icc y preservar el sueño. Así, se perfila como un compromiso, salvo en los sueños que despiertan, al ser el deseo Icc demasiado para el Pcc, y éste termina sofocando su deseo de dormir.

Los sueños de angustia pueden generar placer en un sistema y displacer en otro. En su origen el afecto pudo haber sido placentero, pero producto de la represión tomó una tinte displacentera. La represión tiene por finalidad evitar el displacer, y sin embargo, tiene displacer por resultado. Las condiciones para que se produzca la angustia son que haya devenido la represión y que las mociones de deseo cobren fuerza suficiente.

e. El proceso primario y secundario. La represión[editar]

Los pensamientos que surgen durante el sueño se engendraron durante el día, y fueron pasados inadvertidos: son Pcc. Desde una representación meta, una cantidad de energía de investidura se desplaza a lo largo de las vías asociativas. Una ilación de pensamientos que no fue estimada no posee carga de investidura, y si fue sofocada, ésta fue extraída. Una ilación de pensamientos con meta puede atraer la atención de la conciencia y recibir una sobreinvestidura. En el Pcc hay representaciones meta que provienen de deseos Icc que pueden apropiarse de la excitación dentro del círculo de pensamientos librados a sí mismos, establecer una conexión con éstos y transferirles la energía. La ilación de pensamiento fue arrastrada al Icc. Son pensamientos que encontraron investidura desde el deseo Icc. Otros pueden ser pensamientos previamente encadenados a los deseos Icc. A partir de allí los pensamientos sufren trasmudaciones en formaciones psicopatológicas:

  • Condensación: las intensidades de las representaciones se descargan en su monto y traspasan de una representación a otra, proveyendo una representación de un itinerario de pensamientos. Permite alcanzar las intensidades para irrumpir perceptivamente.
  • Mediante la transferencia de las intensidades se forman representaciones intermedias, de compromiso, formaciones mixtas, por condensación.
  • Las representaciones que se trasfieren sus intensidades mantienen las relaciones mas laxas y se enlazan mediante variedades de la asociación que nuestro pensamiento desprecia, que se utiliza para el chiste.
  • Pensamientos que se contradicen no se cancelas, subsisten y se componen como condensados.

Todo el acento se pone en hacer que la energía invistiente se vuelva móvil y susceptible de descarga.

En la formación de sueños participan dos procesos psíquicos de naturaleza diferente: uno crea pensamientos oníricos de perfecta corrección, otro crea sueños extraños, incorrectos. Este es el genuino trabajo del sueño, a través de la condensación, formaciones de compromiso, asociaciones superficiales, encubrimiento de las contradicciones y por vía de la regresión. Esa elaboración anormal sólo ocurre cuando éste último ha devenido la transferencia de un deseo inconsciente que proviene de lo infantil reprimido.

El sistema Icc tiene la finalidad de la libre descarga de la excitación, el Pcc en cambio tiene que inhibirlo, mudarlo en investidura para ser afín a la satisfacción de la necesidad.

Vivencia de terror: sobre el aparato primitivo actúa un estímulo fuente de excitación dolorosa. Sobrevendrán exteriorizaciones motrices que buscarán sustraer al aparato de la percepción (movimiento de huida). No quedará inclinación a reinvertir la percepción, más bien la inclinación a abandonar de nuevo la imagen anémica tan pronto como se evoque de algún modo. El recuerdo no posee cualidad suficiente para excitar a la conciencia y atraer una investidura nueva. Este extrañamiento del aparato respecto del recuerdo es el primer ejemplo de represión psíquica (esfuerzo de desalojo). A consecuencia del principio de placer, el sistema Icc es incapaz de incluir algo desagradable en la trama de pensamientos. No puede hacer otra cosa que desear. El Pcc también está regido por el principio de placer, pero inviste el recuerdo displacentero para inhibir el drenaje desde él, que llevaría al displacer. El Pcc sólo puede investir una representación si está en condiciones de inhibir el desarrollo de displacer que parte de ella.

Al proceso que ocurre en el primer sistema se llama proceso primario, y a aquel que ocurre en el segundo por la inhibición impuesta proceso secundario. En el Icc hay energía móvil o libre, y en el Pcc ligada. El proceso primario apunta a la identidad de percepción; el secundario a la identidad de pensamiento, pensar como un todo, que equivale a un rodeo desde el recuerdo de satisfacción que se toma como representación meta, hasta la investidura idéntica del recuerdo a través de las vías que conectan representaciones.

Los sueños displacenteros son producto de la represión. Los deseos Icc que provocan una contradicción al trabajo secundario, son sustraídos de las investiduras Pcc, y reprimidos. Pero si éstos son reanimados este último refuerza la oposición mediante una contrainvestidura y trae como consecuencia la irrupción de los pensamientos de transferencia mediante un síntoma de compromiso. Éstos buscan satisfacción, quedan a merced del proceso primario, sólo apuntan a la descarga motriz.