Historia contemporánea de España/Lección 3 Lectura

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Tema 4. La consolidación del liberalismo (1833-1868) 1. las regencias, liberalismo y guerra carlista 2. La década moderada 3. El gobierno progresista 4. La unión liberal y la crisis

Introducción En el siglo XVIII España adoptó el reformismo para adaptar el país a las nuevas circunstancias sin alterar los principios del Antiguo Régimen. En el siglo XIX se produce la revolución liberal en dos etapas: 1808-1833 (reinado de Fernando VII y Guerra de Independencia). En este período aparece por primera vez la opción liberal. Se produce una alternancia entre liberalismo y absolutismo. 1833-1868 (consolidación del régimen liberal) Marcada por la inestabilidad porque el cambio político no va acompañado del cambio económico. El reinado de Isabel II se caracteriza: En lo político por la consolidación del régimen liberal. En lo social por la transformación de la sociedad estamental en sociedad de clases. En lo económico por la transformación en el sistema de propiedad feudal en propiedad capitalista.

1. A la muerte de Fernando VII hereda el trono su hija Isabel, de tres años de edad, por lo que se inicia un período de regencias. Primero actúa como regente su madre, Mª Cristina (1833-1840) y después el general Espartero (1840-1843). Durante la regencia de Mª Cristina se producen dos acontecimientos muy importantes: la primera guerra carlista y el establecimiento del régimen liberal. La Guerra Carlista (1833-1839) (Guerra civil) A los pocos días de la muerte de Fernando VII estalla un conflicto armado que no es sólo un conflicto dinástico, sino también el enfrentamiento de dos ideologías y de dos formas de entender el estado. La cuestión sucesoria dio nombre a los dos bandos: los carlistas, defensores del absolutismo, que apoyaban como rey a Don Carlos, y los isabelinos, defensores del idealismo, que apoyaban a Isabel. El Carlismo se convirtió definitivamente en la causa de los antiguos realistas o apostólicos, que ya había aparecido durante el reinado de Fernando VII. Son defensores de los principios tradicionales: Dios, patria, rey y fueros. Pronto se vio limitado a unas zonas geográficas concretas y unos grupos sociales determinados. A las zonas de País Vasco, Navarra (defienden fueros frente a la uniformidad ante el liberalismo), Aragón y el interior de Cataluña (consideran un agravio la pérdida de los fueros). Grupos sociales: pequeños propietarios, campesinos y alto clero. Isabelinos Defensores del liberalismo, ideología que defiende un régimen político basado en la existencia de una constitución que recoja la soberanía nacional, la división de poderes y la igualdad de los ciudadanos ante la ley. Contó con el apoyo de la nobleza, la burguesía, las clases populares de las ciudades y el ejército. En el plano internacional la situación fue favorable a los isabelinos. Los carlistas tuvieron el apoyo de las potencias de la Santa Alianza (Austria, Rusia y Prusia) que, muy alejados del escenario de los hechos, se limitaron a darles apoyo moral. Los isabelinos contaron con el apoyo de Francia, Inglaterra y Portugal, que se tradujo en el envío de armas, municiones y tropas. En la guerra podemos distinguir tres etapas: 1833-1835. Los carlistas toman la iniciativa y ocupan amplias zonas rurales en el País Vasco y Navarra. No fueron capaces de ocupar ninguna ciudad importante en la que establecer su gobierno. Actuaban en pequeños grupos denominados partidos hasta que Tomás Zumalacárregui formó un ejército. Su muerte en el sitio de Bilbao cambia el rumbo de la guerra. 1835-1837. La guerra trasciende del ámbito regional al nacional. Las expediciones son las formas bélicas típicas de este período, como la expedición a Cádiz o la expedición real a Madrid. El fracaso de esta última alejó definitivamente para el carlismo la posibilidad de ganar la guerra. 1837-1839. La guerra se recrudece en Cataluña y Valencia. En 1839 se firma el Convenio de Vergara (abrazo de Vergara) por el que la mayor parte del ejército carlista se rinde a Isabel II. La guerra continúa en Cataluña y Valencia hasta 1840. El carlismo volverá a aparecer en dos ocasiones más: la II guerra carlista (1846-1849), la III guerra carlista (1872-1876) Con el estallido de la Guerra Carlista, que no es sólo un conflicto dinástico sino también el enfrentamiento entre absolutistas y liberales, Mª Cristina comprende la necesidad de buscar el apoyo de los liberales para sostener el trono de su hija, pero pensó que podría lograrlo con pequeñas concesiones. Su primer gobierno estuvo presidido por Cea Bermúdez (último ministro de Fernando VII), defensor del despotismo ilustrado que había iniciado reformas administrativas. La más importante fue la división en provincias de Javier Burgos (49 provincias atendiendo a criterios de racionalidad en la extensión y aspectos históricos). Cea Bermúdez es sustituido por Martínez de la Rosa, liberal moderado que inicia reformas que demuestran la voluntad de cambio. Se elabora el Estatuto Real de 1834, carta otorgada que no contempla ni la soberanía nacional ni la división de poderes. Establece cortes bicamerales, el estamento de los próceres, el sufragio censitario muy restringido (0,15% de la población) y sin poder legislativo (la iniciativa legislativa le corresponde a la corona). Para muchos historiadores es tan solo una convocatoria de cortes. Pretendía reconciliar a absolutistas y liberales, pero no gustó ni a unos ni a otros. Los liberales seguían fieles a la Constitución de 1812 y la primera división en moderados y exaltados que se había producido durante el trienio liberal se fue acentuando y dio lugar a las dos grandes tendencias del liberalismo: moderados y progresistas. La ineficacia reformista provocó un movimiento revolucionario de la burguesía urbana en el verano de 1835. En muchas ciudades se formaron juntas que exigían la reforma de la ley electoral y la convocatoria de cortes. Para frenar el movimiento Mª Cristina entrega el poder a un liberal progresista: Mendizábal, que inició reformas (la desamortización) que a la regente le parecieron excesivas, por lo que devolvió el poder a los moderados. En agosto de 1836 el pronunciamiento de los Sargentos de la Granja le obligó a restablecer la Constitución de 1812. Se forma un gobierno progresista que elabora una nueva constitución, la constitución de 1837, de carácter progresista. Quería ser un término medio entre el estatuto real y la constitución de 1812 para que fuera aceptada por moderados y progresistas. Mantiene aspectos progresistas como la monarquía constitucional, la soberanía nacional, la división de poderes y amplios derechos y libertades (dedica un título a los derechos), pero introduce aspectos más moderados. Las cortes bicamerales, con senado y congreso, y establece el sufragio censitario. ¡Esta constitución consolida definitivamente el régimen liberal, el fin del antiguo régimen! El final de la guerra carlista, con encumbramiento de Espartero, los progresistas fuertes en ese momento consiguen la renuncia de Mª Cristina y su sustitución por Espartero.

Regencia de Espartero (1840-1843) Cuando llegó Espartero al poder era un general muy prestigioso, pero enseguida fue perdiendo apoyos. Los progresistas criticaban su forma militar de gobernar y de resolver los problemas de orden público. Los moderados no le ayudaron y se dedicaron a preparar un pronunciamiento. Inicio una política económica librecambista a la que se opuso la burguesía catalana porque la consideraba perjudicial para su industria del algodón. El bombardeo y la dura represión que ordeno sobre Barcelona en 1842 para sofocar un levantamiento acentuó su desprestigio y alentó la conspiración que ya se estaba preparando en 1843. Un pronunciamiento del general Narváez puso fin a la regencia de Espartero. En 1843 Isabel II es proclamada reina por las Cortes a la edad de 13 años. Su reinado va a estar marcado por las agitaciones sociales, la inestabilidad política y los escándalos de la Corte. En este periodo se consolida el régimen liberal. Y el rey no está por encima de la Ley y tiene que jurar la constitución. Además, en este periodo aparecen los partidos políticos. Las dos grandes tendencias del liberalismo, moderados y progresistas, se van convirtiendo en auténticos partidos políticos y aparecen otros dos, el partido demócrata y la unión liberal. Partido moderado: principal líder, Narváez. Defiende la soberanía compartida (Cortes y Rey). Considera al rey un factor esencial en la vida política, por lo que le otorga mucho poder. Defiende el sufragio censitario muy restringido y el centralismo, el orden y el entendimiento con la Iglesia. Partido progresista: líder, Espartero. Defiende la soberanía nacional. Limitan las atribuciones del Rey. Sufragio censitario más amplio. Defienden algunas libertades como la de prensa e imprenta. Son defensores de la milicia nacional, ejército popular formado por voluntarios que se convierte en el brazo armado de los progresistas. Partido demócrata: fundado en 1849 del ala izquierda de los progresistas. Defienden la soberanía nacional, el sufragio universal y amplias libertades. La Unión Liberal: su líder, O’Donell. Se forma en 1854, con el ala izquierda de los moderados y el ala derecha de los progresistas. Pretende conciliar libertad y orden, pero en la práctica actúa como un gobierno moderado apoyado por los altos cargos del ejército. El reinado de Isabel II se divide en tres etapas: La década moderada (1843-1853) Bienio progresista (1854-1856) La Unión Liberal y la crisis (1856-1868)

La década moderada (1843-1853) Líder: Narváez Se elabora la Constitución de 1845, moderada. Muy parecida a la del 37 pero con objetivos distintos. Elimina todos los principios progresistas. Como forma de gobierno establece una monarquía constitucional, la soberanía compartida (rey y cortes). Cortes bicamerales (senado de nombramiento real, y congreso elegido por sufragio censitario muy restringido. Establece el estado el estado confesional católico y un fuerte recorte de las libertades. Recoge los derechos y libertades de la Constitución del 37 pero remite su regulación a leyes posteriores que los limitan. La década moderada ha pasado a la historia como modelo de centralización. La centralización se refiere a: Instrucción pública. Se centraliza la educación, que pasa a depender del estado y se elaboran planes de estudio comunes para todo el territorio. Se distingue entre enseñanza primaria, a la que debe tener acceso toda la población, y la enseñanza secundaria. Es la ley de educación de José Pidal en 1845. La seguridad ciudadana, con la creación de la Guardia Civil, un cuerpo de organización militar con funciones civiles. Va a ser la encargada de poner orden en las zonas rurales (pillajes, bandolerismo…) Orden jurídico, con la elaboración de un código civil y un código penal (¿1996?) Administración. Esta centralización administrativa se mantuvo hasta 1978. Establece una administración central integrada por los ministerios y una administración local integrada por las provincias y los municipios. En las provincias se mantiene la división territorial de Javier Burgos, pero se les da entidad política poniendo al frente un gobernador civil. En los municipios alcaldes nombrados por el rey o el gobernador civil, así se acentúa el control de la administración central sobre al local. Esta centralización se completó con la reforma fiscal de Alejandro Mon y Santillan con el objetivo de sanear la hacienda y conseguir más ingresos para el Estado. Establece dos tipos de impuestos: Directos: graban la propiedad y la industria pero debido a las presiones resultaron insuficientes. Indirectos: graban los productos. El más impopular es el denominado impuesto de consumos, que graban productos de primera necesidad (la abolición de los consumos se convirtió en el lema de los progresistas).

La desamortización eclesiástica había roto las relaciones entre la iglesia y el estado. Desde 1845 se restringe la venta de propiedades eclesiásticas y se inicia una política de acercamiento a la Iglesia que se concretó en la firma del Concordato de 1851 (concordato: tratado entre la Iglesia [santa sede] y el estado), en el que la Iglesia acepta las ventas consumadas y a cambio el estado se compromete a subvencionar al clero. En este periodo estalla la segunda guerra Carlista (1846-49), prácticamente circunscrita a Cataluña.

La Constitución de 1845 estuvo vigente todo el reinado de Isabel II excepto en el bienio progresista. Puede considerarse el retrato del modelo político isabelino. 2) Bienio progresista. Los progresistas llegan al poder tras la revolución de 1854 conocida como la Vicalvarada. La revolución se produce en tres fases: Amplios sectores moderados dirigidos por O´Donell se pronuncian en Vicálvaro y tiene lugar una indecisa batalla entre los sublevados y las tropas gubernamentales por lo que O´Donell comprende la necesidad de buscar el apoyo de los progresistas. Antonio Cánovas del Castillo elabora el manifiesto de Manzanares, en el que se concreta un programa de reforma constitucional (convocatoria de cortes, reforma de la ley electoral, etc). Se produce el levantamiento de los progresistas. Por último, se producen sublevaciones populares en numerosas ciudades. Para frenar el movimiento revolucionario la reina entrega el poder a Espartero. Se restablece la Constitución del 37 y se convocan cortes constituyentes para elaborar una nueva Constitución. Es la Constitución de 1856, progresista, conocida como constitución “non nata” porque no fue promulgada, muy parecida a la del 37, con soberanía nacional, congreso y senado electivos, amplias libertades, etc. Su principal novedad es que introduce la tolerancia religiosa. En este periodo se aprobaron leyes importantes:

La ley de desamortización de Madoz de 1855 La ley general de ferrocarriles (1855) La ley de banca. Se crea el Banco de España. 3) La Unión Liberal y la crisis (1856-1868) En 1856, aprovechando la inestabilidad provocada por las revueltas populares O´Donell restableció la Constitución de 1845 y separó a Espartero del poder. 1856/58: se suceden gobiernos moderados. Se paraliza la desamortización eclesiástica y se aprueba la ley de instrucción pública de Claudio Moyano. Esta ley establece la enseñanza primaria obligatoria y da una larga estabilidad al sistema educativo. Distingue tres niveles de enseñanza: primaria, media y superior; dos ámbitos de enseñanza: público y privado. Organiza el profesorado y el gobierno de los centros. 1858/63: se suceden gobiernos de la Unión Liberal aplicando una política moderada consiguió una cierta estabilidad. Lo más destacado de este periodo son las intervenciones en el exterior, que en general no pasaron de ser simples aventuras militares que contentaron al ejército y aumentaron el ambiente de euforia que vivía el país. La intervención en la Conchinchina (Vietnam), la intervención en México y la guerra de Marruecos (1859/60) España amplió los límites de Ceuta. 1863/68: se suceden gobiernos moderados y de la Unión Liberal. En estos años se inicia una profunda crisis política. El régimen pierde sus apoyos. Mueren los principales líderes: Narváez y O´Donell. Los progresistas preparan sucesivos pronunciamientos. Crisis económica: comienza en 1866 como una crisis financiera. Se hunden los valores del ferrocarril y después toda la bolsa. La crisis financiera se traslada también a la industria. Crisis social se producen revueltas campesinas, estudiantiles, etc. En 1866 progresistas y demócratas se unen en el denominado Pacto de Ostende para derribar el régimen y la monarquía de Isabel II. En el último momento se unen también los Unionistas.