Economía, fetichismo y religión en las sociedades primitivas
Título | Economía, fetichismo y religión en las sociedades primitivas |
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Autor | Maurice Godelier |
Año | 1974 |
El concepto de formación económica y social
[editar]La noción de formación económica y social está destinada al análisis de realidades históricas concretas, singulares.
Definir una formación económica y social es producir una definición sintética de la naturaleza exacta de la diversidad y de la unidad específica de las relaciones económicas y sociales que caracterizan una sociedad en una época determinada.
Producir esa definición sintética equivale a:
- Identificar el número y la naturaleza de los diversos modos de producción que se encuentran combinados.
- Identificar los elementos diversos de la superestructura social e ideológica que corresponden a los modos de producción.
- Definir la forma y el contenido de la articulación de los modos de producción que se encuentran en una relación jerárquica, donde uno domina a otros.
- Definir las funciones propias de todos los elementos de la superestructura que correspondientes a modos de producción distintos, se encuentran combinados de una forma específica de acuerdo a como se articulen los modos de producción.
- Ejemplo de los Incas
Numerosas tribus sometidas a su dominio se basaban en el funcionamiento de los ayllu: comunidades aldeanas locales con propiedad del suelo comunitaria, y la tierra redistribuida periódicamente entre las familias, sin forma de propiedad privada. El trabajo revestía una forma comunitaria, consistente en la ayuda recíproca de los aldeanos. El jefe, era el primer beneficiario de la ayuda mutua de la aldea. Entonces es un modo de producción basado en la cooperación de los productores directos ligados entre sí. Había desigualdad social entre los jefes y los no jefes, pero no muy profunda. La división del trabajo se daba en función de sexo y edad.
El trabajo como actividad simple y exclusivamente económica no existe en el seno de los modos de producción más antiguos. Las relaciones de parentesco asumen funciones políticas de autoridad, ideológicas, y también funcionan como relaciones de producción.
Cuando estas tribus cayeron bajo el dominio inca sufrieron la expropiación de una parte de sus tierras que se convirtieron en propiedad del Estado. Las comunidades perdieron una parte de sus derechos comunitarios antiguos sobre las tierras que conservaron, ya que el estado inca reivindicaba un derecho eminente sobre todas las tierras del reino. Las tierras apropiadas por el Estado eran desde entonces trabajadas por cuenta del Estado por los campesinos, sometidos ahora a un régimen de prestación de trabajo colectiva. Toda la aldea participaba, el Estado proporcionaba la comida y la bebida de la misma forma que en el ayllu lo hacia el jefe. El Estado suministraba también los utensilios. Las antiguas formas de reciprocidad y de ideología y de ritual, sirvieron al funcionamiento de las relaciones de explotación y servidumbre del nuevo modo de producción dominante: el modo de producción asiático, basado en un régimen de prestaciones de trabajo impuesto por el Estado. Las antiguas relaciones de parentesco habían asumido una nueva función: al obligar a los campesinos a acudir en traje de fiesta para trabajar las tierras del Estado, los incas utilizaban la antigua forma de producción basada en las obligaciones recíprocas de los miembros de las comunidades locales, para organizar nuevas relaciones de producción basadas en la opresión y dominación. Los incas mantuvieron los cultos de las divinidades locales, pero añadieron el del dios Sol y su hijo, el Gran Inca. Entonces, el nuevo modos de producción se apoyaba de forma general en las relaciones de producción, organización social e ideología existentes, a la vez que las modificaba profundamente. Hubo un mecanismo de extensión de esas relaciones. El modos de producción mantiene activamente una parte de las antiguas relaciones comunitarias, se articula sobre ellas y las utiliza en su propio modo de reproducción que a su vez implica la destrucción parcial de esas antiguas relaciones comunitarias. El modos de producción asiático prolonga y contradice las antiguas relaciones comunitarias, mientras que a nivel ideológico esa deformación interior disimula la opresión y la dominación tanto para los opresores como para los oprimidos, quedando plenamente justificada para opresores y soportada pasivamente por oprimidos.
Los lazos tradicionales de las tribus y sus tierras quedaban en parte roto, y el desarrollo de una especie de esclavitud, llamada yanacona había creado una nueva capa social, compuesta por individuos completamente separados de sus comunidades de origen.
De los tres tipos de relaciones de producción, el modos de producción asiático desempeñaba en el siglo XVI un papel dominante en la formación económica y social del imperio inca. Esta formación económica y social tenía sus propias contradicciones que la orientaban en una determinada dirección, hasta que fue interrumpido brutalmente por la conquista española.
La conquista española rompió con las instituciones económicas, políticas e ideológicas específicas del modos de producción asiático. Inmensas extensiones de tierras fueron acaparadas por los colonos españoles, y las comunidades indias fueron sometidas a un régimen de explotación llamado encomienda, que se basada en lazos de dependencia personal de los indios y de sus comunidades con respecto a sus amos españoles encargados de cristianizarlos. Esta forma de dependencia de aspecto feudal se desarrolla en el contexto histórico del nacimiento del capitalismo.
Las comunidades no podían reproducirse como consecuencia de esta explotación, más que manteniendo dentro de límites determinados las desigualdades económicas y la competición social. Era preciso que esos mecanismos revistieran una forma que correspondiera la ideología católica de las clases dominantes, inscribiéndose por ello en formas toleradas por esas clases dominantes.
Los indios no tenían más opciones que tratar de sobrevivir, eliminando las desigualdades sociales que surgían entre ellos, para lo cual debían servirse de las instituciones municipales y religiosas que los españoles habían introducido a la fuerza. Se estableció una economía de prestigio y de competición por los cargos, que era tolerada por los dominadores españoles en tanto que se encontraba justificada por su propia ideología política y católica. La explotación de los indios no tenía oficialmente justificación desde el punto de vista de los españoles si no era la del deber de cristianizarlos primero para civilizarlos después.
En el trabajo se presentan dos formación económica y social: una precolonial, dominada por un modos de producción asiático, y la otra dominada por un modos de producción instaurado tras la conquista española dependiente en su estructura interna y en sus funciones del modos de producción de la España feudal en la época del nacimiento del capitalismo.
La sucesión de estas dos formación económica y social no es el resultado de una evolución interna de la sociedad andina. Para explicar el desarrollo histórico hay que analizar las causas internas y externas.