Historia de México/Orígenes

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El origen de México, como lo conocemos, es un poco incierto. Sin embargo, en términos generales, existen cuatro datos importantes que definen el origen de México.

El primer dato que se considera de importancia en relación con el origen de México se remonta a los años 5.000 a. C., cuando los primeros pobladores de América llegaron desde Asia. Ellos probablemente fueron algunos grupos de cazadores nómadas que vivían en Siberia, atravesaron Alaska y cruzaron el Estrecho de Bering. El segundo dato son los restos del Hombre de Tepexpan, (11,000-12,000) a. C. y el tercer dato es el la domesticación del maíz.El cuarto dato es el sedentarismo que propició el desarrollo cultural de dichos grupos.

Los orígenes de la cultura mexicana, se encuentran tanto en América como en Europa y curiosamente las raíces culturales coinciden con la misma profundidad en el tiempo 1,500 años a.C. a finales de la era del bronce. Analizaremos brevemente lo que sucedió tanto en Europa como en América.

En el espacio americano, el principal desarrollo cultural se da en Mesoamérica , la parte central de América en donde nacen y se desarrollan las culturas que alcanzaron mayor grado de avance, sofisticación y esplendor. Hacia el 1,500 a. C., surge la primera civilización de importancia: la olmeca; ésta influye en los zapotecas y en los mayas; lo que da pie a una simbiosis cultural que involucrará principalmente a la cultura huasteca, la teotihuacana, la tolteca y las culturas del Anáhuac, hasta hacerle llegar una rica alimentación cultural a los mexicas. Esto se verá con más detenimiento en la siguiente lección solo diremos que México-Tenochtitlan, fundada por los aztecas en 1325, nace así teniendo como base una cultura ecléctica, alimentada y determinada con la esencia de las culturas mesoamericanas.

Las raíces europeas de México se ubican en lo que los helenos denominaron Iberia, nombre que se deriva del término griego iber, como se nombraba al río más largo de la península, actualmente el río Ebro, que nace en lo que hoy es Cantabria, y desemboca en el Mar Mediterráneo. La actual Península Ibérica, incipientemente poblada por tribus indoeuropeas (1,500 a.C.) y posteriormente por los iberos, a quienes algunos antropólogos señalan como autóctonos, mientras otros ubican su origen en el norte de África. Esta cimiente humana fue reforzada más tarde a partir del siglo VIII a. C. por migraciones de grupos humanos de origen y cultura celta, provenientes del norte de Europa. En las últimas etapas de la Edad de Bronce, se da la cultura de los Castros, ligada con tribus celtas en el Norte, y la cultura del Argar al Sur. Y en el estuario del Guadalquivir encontramos al reino de Tartesos –parte mítico, parte histórico— y como en América, también en Europa se inicia una sinergia cultural ocasionada por las colonizaciones y conquistas llevadas a cabo por culturas europeas, asiáticas y africanas, como los creto-micénicos, fenicios, griegos, cartagineses, romanos, visigodos y finalmente los árabes.

En las postrimerías de la última dominación a la península, la de los árabes, y al final del período llamado de los reinos de Taifas, estos se concentraban en el sur de Iberia. Mientras tanto en el norte la población autóctona se encontraba dividida en varios reinos, principalmente el de Portugal, el de Castilla y León, el de Navarra y el de Aragón que, junto con el de Sicilia, abarcaba hasta el sur de Italia. Para consolidar la hegemonía política y lograr la unidad que sería decisiva para la Reconquista fue necesaria la unión de dos personas: Isabel de Castilla y León (1474-1504) y Fernando, Rey de Sicilia (1479-1516), ambos de la dinastía Trastámara. Ésta unión conformó un verdadero liderazgo bicéfalo que, por disposición del Papa Alejandro VI, se les conocería como “los Reyes Católicos” y además, para enfatizar la igualdad de los monarcas, se acuñó la frase “tanto monta, monta tanto”. De este matrimonio nacieron: el Infante Juan, primer heredero a la sucesión fallecido en 1497;Isabel, casada con el príncipe Alfonso de Portugal, al morir éste, contrae matrimonio con el hermano de Alfonso, quien sería rey de Portugal, don Manuel el Afortunado. Con éste procrea un hijo, Miguel, que se convierte en el heredero directo de los reinos de Portugal, Castilla y Aragón. Isabel muere en 1498 y, en seguida de ella, su pequeño hijo Miguel; Juana de Trastámara, a quien por su propensión a la inestabilidad emocional la llamarían “Juana la Loca, casada con Felipe de Habsburgo, llamado también el Hermoso, hijo del emperador Maximiliano I de Habsburgo; María, quien después se casa con Manuel I de Portugal. Y Catalina de Aragón, quien casó con Enrique VIII de Inglaterra, el rey inglés que rompió con la Iglesia Católica.

Juana de Trastámara se convierte en princesa heredera directa de los reinos de Castilla y Aragón, y por su parte, Felipe de Habsburgo se convertía en heredero directo por parte de su madre, María de Borgoña, de las 12 provincias del círculo de Borgoña y, por lo tanto del Sacro Imperio Romano Germánico, que incluía a los Países Bajos y, por parte de su padre, el mismo imperio ya mencionado y el Archiducado de Austria. Una mezcla que traía en sí un potencial de poder importante en esa época. Juana y Felipe procrearon seis hijos, cuatro mujeres y dos varones; de los varones el mayor fue Carlos de Gante, seguido por Fernando de Alemania. Carlos, llamado también Carlos de Habsburgo y Austria, nació el 24 de febrero de 1500 en Gante. De esta manera nacía con el siglo el que sería Carlos I, rey de Castilla y a su vez Carlos V, emperador de Alemania. No fue una tarea fácil consolidar el inmenso poder en torno a Carlos V; hubieron de ser zanjadas infinidad de vicisitudes e incluso algunas compras de voluntades.

Tanto Isabel como Fernando, en diferentes momentos, designan como reina de Castilla y Aragón a su hija Juana, pero por una extraña coincidencia o la clara conciencia de ambos sobre la posible incapacidad de su hija, establecen que; ante un posible impedimento de Juana para gobernar; el poder pasaría a su hijo Carlos. Esto dio margen a que aprovechando los antecedentes de desequilibrios emocionales de Juana, hasta cierto punto patológicos, agravados con la circunstancia de la muerte prematura de Felipe el Hermoso; se marginara a la soberana, y llamándole “Juana la loca” se llegara a recluirla en el Real Monasterio de Santa Clara, en Tordesillas. De este modo, el hijo usurpa de hecho el poder y consuma el doble reinado de Castilla a todas luces ilegal, pero necesario y conveniente para él y para sus allegados de Flandes.

“En septiembre de 1517 desembarca en la costa asturiana, concretamente en el puerto de Tazones, cerca de Villaviciosa, Carlos de Habsburgo. Sus primeras actuaciones en territorio castellano estuvieron encaminadas a obtener la ratificación de su condición de soberano. Y, en efecto, las Cortes de Valladolid, en febrero de 1518, juraron a Carlos como rey de un territorio que ya tenía por reina a Juana por ellos mismos reconocida. Madre e hijo, pues, eran aceptados conjuntamente como Reyes de Castilla, hecho insólito que solo la incapacidad y el retiro de la reina Juana contribuirían a resolver sin mayores complicaciones” . A la muerte del rey Fernando, este dejó establecido que hasta la llegada de Carlos a España, asumirían las regencias de Castilla y Aragón, respectivamente, el Cardenal Cisneros y Alfonso de Aragón.

La nacionalidad mexicana surge de la mezcla de estas dos grandes, diferentes y evolucionadas culturas: la mexica y la española. Los mexicanos somos mestizos étnicamente en cierta parte; sin embargo, se puede asegurar que la totalidad somos cuando menos mestizos culturalmente hablando. Este mestizaje cultural da principio a una cultura nueva, con características y personalidad propia, diferente a las dos que la originaron. México surge de dos ámbitos y culturas muy distintos, que en su época (Siglo XVI), en pleno renacimiento, estaban en su apogeo cultural y de ejercicio del poder: el imperio mexica de Moctezuma Xocoyotzin con escasas excepciones, dominaba Mesoamérica, en donde estaban concentrados la mayor parte de los reinos con culturas desarrolladas y avanzadas en forma notable; abarcaba del Pacífico al Golfo de México y del centro norte de México hasta Centroamérica. En el imperio de Carlos V de Alemania y I de Castilla, se decía que por lo extenso de sus dominios, el sol no se ponía nunca; sus territorios fortalecían a la potencia hegemónica del Viejo Mundo.

Con todas sus virtudes y vicios, ambas culturas comienzan a nutrir la simiente de la cultura mexicana. Enmarcadas por una gran sofisticación en materia ritual y ceremonial, ambas partes mexica y española, más que chocar, en un principio se estimulan y complementan, sin embargo la actitud de conquista y de dominio despótico, prevaleció aun después de la conquista misma. El sagaz sentido aparentemente diplomático, la formalidad legalista de Cortés y la actitud prepotente e intimidatoria ante los cempoaltecas, exhibida por parte de los emisarios de Moctezuma Xocoyotzin; se reflejan todavía en los matices del actual sistema político mexicano (SPM). Desde un principio se practica el manejo sutil del poder; es de particular interés ver cómo Cortés se las ingenia para sacudirse la dependencia de Velázquez —quien lo había enviado y eran en cierta forma socios en la expedición que llegaría a las costas de México— sin transgredir la ley y recibir el poder supremo en el nombramiento de “Capitán General y Justicia Mayor”, que le otorgarían por unanimidad los miembros del Ayuntamiento de la Villa Rica de la Veracruz, a quienes él mismo había designado y ante quienes previamente había renunciado como lugarteniente de Diego Velázquez de Cuéllar, Gobernador de la isla de Cuba, lo que lo hacía ahora depender directamente del rey Carlos I de Castilla

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